12 agosto, 2011

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PARASHAH DE LA SEMANA.
VAETJANÁN/Y BUSQUÉ
Lectura de la Toráh:
 Dvarím/Asuntos/"Dt."3:23-7:11
Lectura de la Haftaráh: Ieshaiáhu 40:1-26

13 DEL MES QUINTO DEL 5772
13 DEL MES DE AGOSTO DE 2011
Por
 Julio Dam

”Dvarím/Asuntos,Dt.” 4:19-20:
“Y cuando levantes los ojos a los cielos y veas el sol, la luna o las estrellas, con todos los cuerpos celestes,
no te inclines a ellos ni los idolatres.

 ADONÁI,
 tu Elohím los entregó a todos los góim
 bajo el cielo todo. En cuanto a ustedes,

 ADONÁI
los sacó del horno de hierro que es Mitzráim,
 para que sean Su pueblo de herencia,
 tal como lo son hoy.”

COMENTARIO DE LA PARASHÁH

“LAS ARMAS
QUE NOS HARÁN TRIUNFAR”  
En esta parasháh
se trata de forma concluyente y sin vueltas,
un tema supremamente importante
 para todos los creyentes en “Dios”
y en el Elohím de Israel:

la legitimización del Pueblo Judío,
 tanto por sangre como por fe,
 como único Pueblo que sea herencia de Elohím
 y cuáles son nuestras responsabilidades
 como Su Pueblo.  
  
     En los dos versículos de arriba
 vemos cómo Elohím ya había destinado
 a todas las naciones góim/no judías a la idolatría,
sabiendo que iban a sustituir
la esencia de un Ser Supremo por su apariencia,
es decir, que iban a adorar a los cuerpos celestes,
a los animales, y a otras obras de Su Creación,

 en vez de adorar al Creador mismo.

 ¿A qué o a quién se adora en todos los millones de religiones que hay en el mundo?

A las apariencias,
 a las obras creadas por el Creador,
al sol (especialmente),
 a la luna,
y a cuanto animal o árbol imaginable,
 al que se le rinde culto
 y se le da ofrendas como obsequios
 para protegerse de ellos
 y para obtener de ellos lo que todo hombre desea: básicamente el sustento diario
y la protección contra los enemigos.
 Elohím,
en su insondable jajmáh/sabiduría,
 ya sabía que todo esto iba a suceder,
por lo que entregó y destinó a toda la humanidad

excepto al Pueblo Judío,
 “su heredad”

a estas abominaciones
 (desde el punto de vista espiritual),
donde se adoran demonios
con apariencia de cuerpos celestes,
como el sol y la luna.
 Pero, aparte de su Jajmáh/sabiduría
está su rajmanút/misericordia,

por lo que dejó la puerta abierta,
para que cualquier persona,

de cualquier raza o pueblo,
pudiese ser injertado en el árbol judío
 y así entrar a formar parte de Su heredad,
de Su único pueblo,

 como dice en Romanos 11:17-19. 
 Este es un concepto relativamente nuevo que debemos grabarnos en nuestros corazones y mentes:
 no sólo hay judíos por sangre,
sino que hay judíos por fe,
 como la mayoría de nuestros lectores,
que se han dado cuenta de la Verdad absoluta del Judaísmo y de su continuación espiritual,
el Judaísmo Mesiánico,
con Ieshúa como Mashíaj
 y Cuerpo de Elohím (Iojanán 1.14).

 Ambos movimientos son inseparables,
 si es que la Verdad desea ser conservada.
Aquellos que separan al judaísmo del mesianismo,
están separando dolorosamente a la Verdad de Elohím;
 y lo mismo hacen
 los que separan a Ieshúa como Parte de Elohím
del Mesianismo,
quedándose con el judaísmo sólo.

No se pueden separar los pies del resto del cuerpo.
El judaísmo escritural (no el rabínico) es la cabeza;
el mesianismo es el espíritu/rúaj
y los pies físicos del judaísmo escritural.

 AMBOS forman UN cuerpo inseparable,

 si es que queremos saber la Verdad absoluta.
 Hay muchos que prefieren
 quedarse con la parte que más les gusta,
y están en su derecho,
pero se apartan así de la bendición de Elohím
y de ser Pueblo de su herencia,
 como está escrito en Dvarím.
 Así, podemos ver que el Pueblo Judío es único,
ya que fue el único elegido
para ser herencia del Creador del Universo.

 La otra cara de la moneda
es la responsabilidad que nosotros,
los judíos por sangre y por fe tenemos delante de Elohím. La herencia no viene sin responsabilidades
ni sin obligaciones.
El pasaje que mejor resume estas obligaciones,
en nuestra opinión,
 es la armadura de Efesios 6:13-18:

 “Párense, por lo tanto,
 habiendo ajustado vuestras cinturas con la verdad,
 y poniéndose la coraza de tzedakáh/camino recto,
y atándose debajo de los pies con la preparación de las besorót/buenas noticias de shalóm,

 a todo (esto) levantando el escudo de la emunáh,
con el cual
van a poder apagar todas las flechas del malvado;
 y el casco de la victoria recibir,
 y la espada del Rúaj,
 que es la palabra pratí de Elohím,
por medio de todas las oraciones
 y peticiones orando en el rúaj en todo momento,
 y estando alertas, con toda perseverancia
 y petición concerniendo a todos los kadoshím/santos/separados.

”En primer lugar, debemos estar PARADOS,
 no acostados, ni sentados,
 lo cual significa alertas,
en guardia,
 como un verdadero soldado;
por eso es una armadura,
 para pelear,
no para admirarla,
 ni para guardarla en un armario.
 El judío mesiánico debe estar siempre en guardia,
pidiendo la guía del Rúaj ha Kódesh
 ante todo lo que escucha y ve y lee.

 En cuanto nos sentamos,
 nos dan por la cabeza

 y nos cuesta mucho tiempo recuperarnos del golpe,
 por no estar alertas.

Es por eso que siempre hablamos en nuestros seminarios personales y recomendamos la liberación periódica
 y la guerra espiritual,

a la que gran mayoría de los mesiánicos
 le tenemos miedo.

Ese miedo viene de ha satán,

precisamente para que NO peleemos,
ni nos armemos contra él,
 y él pueda hacer con nosotros lo que quiera.

 No debemos caer en esta trampa del temor,
que es sólo otra arma más de ha satán.
Un mesiánico triunfante
TIENE que ser un soldado;
 no hay marcha atrás con esto.
 El que no es soldado,
 no sobrevivirá los tiempos terribles
que ya están sobre nosotros.

Siempre lo hemos enseñado así.
 En segundo lugar,

 observen que lo que ajusta toda la armadura es la Verdad/Emét,

 algo muy caro para el  (Judaísmo Mesiánico)

 Hemos estado constantemente detrás de la verdad

revelada por Elohím,

 no importa quién está en contra nuestra
o en desacuerdo con lo que enseñamos,
 ya que la primera gran arma de ha satán es el engaño
 y la desinformación, aparte del temor.

 Debemos pedir y seguir rogando
 por el Rúaj Hitgalút/Espíritu de revelación
 de que nos habla el Rébe Shául
 en Ef. 1:17.

 NADA debe ser enseñado ni aprendido
 sin este rúaj dentro nuestro,
 “porque la carne es débil,”
 dice la Escritura.

Podemos enseñar cosas con muy buenas intenciones,
 pero equivocadas.

 Sólo el Rúaj Hitgalút
puede sacarnos de dudas,
tanto al que enseña como al enseñado.
Hay que pedirlo,
 recibirlo,
y practicarlo.

Si falta uno solo de estos factores,
no va a funcionar.

En tercer lugar,
 tenemos que colocarnos
 la coraza de tzedakáh/camino recto.
 Esta coraza está constituida,
por afuera,
por los mandamientos de la Toráh escritos en el Tanáj,
es decir,
 aquellas cosas y hábitos
 de comportamiento que debemos adquirir
para complacer a Elohím

 y para llegar a ser lo que Él desea que lleguemos a ser.
 Por dentro, desde la venida de Ieshúa,
esta coraza está hecha
de la voluntad de Ieshúa todos los días para nosotros,
 en cada tema, en cada momento hacer Su voluntad.

 Este es el verdadero significado
 del “Brit Jadasháh/Pacto Renovado.”
Ambas partes se complementan,
ya que Ieshúa no pretende de nosotros
nada que no esté ya en la Toráh,
 en las mitzvót/mandamientos,
sólo que en Él, y por Él todo se internalizó.

 Para dar un ejemplo de cientos disponibles,
 la Toráh dice que debemos ayudar
a nuestro amigo judío/reáh;
es decir,
 ya es un mandamiento escrito que debemos cumplir,
para con-formar nuestro carácter.
 Pues bien,
 después de la llegada de Ieshúa
y con Él dentro de nosotros,
 cuando algún miembro de la sinagoga necesite algo, Ieshúa, a través del Rúaj ha Kódesh nos va a decir: “Ayúdale en lo que puedas en su necesidad.”

 ¿Hay alguna contradicción entre lo que dice la Toráh
y lo que nos susurra Ieshúa?
Claro que no.
 Son las dos caras de la coraza de camino recto/tzedakáh. ¿Y por qué dice Efesios que es una coraza
 y no, digamos, un pañuelo?
Porque nos protege el corazón,
 nos ablanda el corazón y nos protege del enemigo,
 que su labor es acusarnos
de romper este o aquel mandamiento.
 Cuando cumplimos
algunos o muchos mandamientos,
 la coraza se fortalece
 y nuestro corazón está protegido
 y armado contra ha satán,
quien ya no puede herirnos.

 En cuarto lugar,
las besorót, las buenas noticias de que Ieshúa
 puede dar la salvación
a todos los góim e injertarlos en el árbol
 de Romanos nos trae
 shalóm/paz a nuestro corazón y mente.
 Ya perdemos (algunos) el miedo a la muerte
 y a la incertidumbre del ¿“qué será de mí en el futuro?” Esta es la enorme diferencia entre el hombre de la calle
y el mesiánico,
 que conoce al Elohím verdadero
 y al Mashíaj verdadero
 y sabe dónde va a irse una vez que parta de este mundo; sabe que tiene a Quien recurrir
 si tiene un problema,
ya sea nimio o gravísimo;
ya sabe que puede ser parte del Pueblo Elegido, injertándose en el árbol judío
, el único que hay
 “dentro de la casa de Israel,”
 como dice Romanos.

Eso no significa, obviamente,
que no vamos a tener problemas,
como los demás. Los problemas los tendremos,
pero tendremos la solución a la mano
 y la esperanza y el shalóm dentro nuestro
 de que la victoria final es nuestra,
de que no moriremos jamás,
 de que iremos con Él
 al Mimshélet ha Shamáim,
una vez que nuestra vida termine en la tierra.

En quinto lugar,
tenemos el escudo de la emunáh/fe, que nos trae enorme bitajón/confianza en nuestro futuro y en lo que creemos y en QUIEN creemos. Ahora sabemos que por fin hemos encontrado el Verdadero camino, y ya no tenemos que seguir buscando la Verdad absoluta, sino que la hemos encontrado. Por otro lado, todo lo que Elohím ha hecho por nosotros en los últimos 30, 20, 10 o 1 año nos sirve de plataforma para construir esa bitajón, esa confianza. No tenemos que “esperar” que haga algo, YA SABEMOS cómo Él actúa, porque ya lo hizo por nosotros anteriormente, para algunos de nosotros, MUCHAS veces antes, de modo que nuestra emunáh ha crecido, quizás sin darnos cuenta, mucho en los últimos años.

En sexto lugar,
tenemos puesto el casco de la victoria, que nos protege de los pensamientos que ha satán dirige contra nosotros para desanimarnos, para inducirnos a creer que todo está perdido porque nos surgió un problema (grande o pequeño). Desde Javáh, con el engaño y el inducirle a ella a pensar que podría desobedecer a Elohím y seguir tan campante, ha satán utiliza quizás con mayor éxito que con cualquier otra arma la inducción, más conocida como “la tentación.” Nos induce a creer esto o aquello, a pensar en esto o aquello, todo feo y negativo, para ensuciar nuestra alma y espíritu, para hacernos pasar un mal rato, y para arruinar cualquier éxito y victoria que Elohím nos ha dado últimamente. NO debemos permitirle que siga en esto. Debemos repetirnos en voz alta algo así como: “NO voy a permitir que ha satán me coloque pensamientos y sentimientos y tentaciones, para que peque. Voy a pedir como protección el casco de la victoria sobre mi mente ahora mismo.” En realidad, todos los días tendríamos que pedir toda la armadura de Efesios como protección para nuestro espíritu y especialmente para nuestra mente.

En séptimo lugar,
 tenemos la espada de la palabra pratí (la palabra específica para una persona específica para un problema específico), que es una de las armas más poderosas que podemos recibir en nuestra vida espiritual. Voy a explicarme mejor. Supongamos que tenemos un problema X (¿y quién no lo tiene?) y que decidimos hacer esto o aquello para solucionarlo. ¿Qué sabemos nosotros si lo que queremos hacer va a resultar bien? ¿Tenemos idea de las consecuencias de nuestros actos para “solucionar” nuestro problema? ¡Claro que no! Podemos arruinar nuestra vida para siempre, podemos agravar el problema, podemos hacer cientos de cosas que nos sitúen en una situación peor de la que estábamos antes de decidir hacer algo. Pero la palabra pratí de Elohím, el consejo específico, para nuestro problema SI RESUELVE nuestro problema, porque es Elohím quien nos lo da, no nuestra mente pequeñísima. Esta es la mejor espada que podemos tener en nuestro arsenal. (Se ha enseñado siempre que se trataba de la palabra klál,” de la Palabra general, para todos, de Elohím.)

En octavo lugar,
 dice que debemos “estar alertas.”
 Esto parece algo inocuo, algo “sabido,”
que no es necesario siquiera decirlo.
Sin embargo, pensemos por un momento.
¿Por qué ha satán logra victorias en nuestras vidas,
 aún en las de aquellos que sabemos pelear en contra de él?

Porque NO ESTAMOS ALERTAS TODO EL TIEMPO!

¿Cuál es el contrario de estar alertas?
Estar dormidos, distraídos.
Estamos distraídos la mayor parte del tiempo, como los civiles, mientras que tenemos que adquirir la mente de un militar en tiempo de guerra, siempre con el fusil ametralladora espiritual colgado de nuestro hombro, como los hombres y mujeres del ejército de Israel lo hacen, que van al café a comer una pizza, pero tienen la Uzzi
(la ametralladora israelí) colgada del hombro; se van a dormir, y la guardan debajo de la cama, siempre cargada, siempre pronta a disparar. NO estamos lo suficientemente alertas en nuestra vida espiritual y por eso nos toman desprevenidos.

En noveno y último lugar,
tenemos que hacer todo esto con perseverancia.
 NO HAY NADA con Elohím
 que no necesite de perseverancia.
Si usted quiere convertirse en un hombre/mujer de oración, necesita PERSEVERANCIA.
 Si usted quiere ser esto o aquello con Elohím
 necesita PERSEVERANCIA.
 Para todas las cosas espirituales
(y para las mundanas también)
 se necesita una enorme dosis de perseverancia.
Con estas ocho armas en nuestra armadura,
nuestra responsabilidad como judíos
 por sangre o por fe va a ser cumplida sin falta.


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