12 octubre, 2012

PARASHÁH  No. 1
 BERESHÍT/EN EL PRINCIPIO

26 DEL MES SÉPTIMO DE 5773
13 DEL MES DE OCTUBRE DE 2012
por
Julio Dam
 Rébe Mesiánico
Be Reshít/”Gn.” 2:18:
 “Y dijo ADONÁI Elohím: ‘No es bueno que el hombre esté solo;
le haré una ayuda opuesta a él/eeséhlo ezrá kenéguedlo’”.

COMENTARIO DE LA PARASHÁH

“LOS SECRETOS DE UN
MATRIMONIO FELIZ”

LA COMPLEMENTACIÓN DE DOS PERSONAS
OPUESTAS
 
         Existen tres decisiones
 de lo más importantes que podemos tomar en nuestra vida,
 a saber:
1) conocer al Elohím de Israel, Ieshúa, como nuestro Amo y Salvador;
 2) tener una carrera o una profesión o empleo duradero y exitoso;
 y 3) conocer a nuestro futuro cónyuge.
 No nos olvidemos que la raza humana
comenzó con el matrimonio de Adám y Javáh,
 y que el gran final histórico que nos espera
es el casamiento de Ieshúa con Su Prometida judía,
 los judíos mesiánicos de todo el mundo, tanto por sangre como por fe.

         El matrimonio es uno de los símbolos
 más perfectos y claros de nuestra relación con Elohím, 
 ya que Elohím se casó con Israel (Ez. 16),
con la cual hizo una ketubáh (contrato de casamiento),
que es el Tanáj
y Ieshúa se va a casar muy pronto con Su Prometida Judía (Jer. 31:31-37),
con la cual también hizo una ketubáh,
 el Pacto Renovado.
 Sin embargo,
en la vida real, el éxito matrimonial no es algo normal,
sino que es la conjunción de varios factores.

         Uno de estos factores tiene que ver con los pactos.
 Un matrimonio eficaz y duradero,
 es un matrimonio fundado sobre un pacto/brít,
como el del Padre con Israel,
y el de Ieshúa con los judíos mesiánicos por sangre y/o por fe.
Este pacto debe ser hecho entre los cónyuges entre sí,
 y con Elohím.
         A la vez, el matrimonio en sí—y esto es mucho más importante aún—
debe ser hecho “en los Cielos”
 y no sólo en la tierra, humanamente.
 Idealmente, el matrimonio perfecto
es cuando es Elohím quien junta a cada Adám con su Javáh,
a cada hombre con su “ayuda opuesta”.
 ¿Por qué dice en Bereshít
 “ezráh kenéguedló/ayuda opuesta”?
 Porque las personas, aunque parezca extraño,
se llevan mejor, mucho mejor, cuando son muy diferentes,
con habilidades diferentes,
 con carácter diferente,
 y con ambiciones y deseos diferentes.
        La clave de esto es la complementación:
las personas diferentes se complementan entre sí.
 Lo que uno no sabe hacer, o no le gusta hacer,
 lo hace el otro, y viceversa.
 Es por eso que ya Elohím dijo “kenéguedlo”/opuestos,
y así es en la realidad diaria.
         Si el pacto con Elohím está bien fundamentado,
el matrimonio tendrá éxito,
 no importan las circunstancias.
Bien fundamentado, significa, para nosotros,
 fundamentado en la obediencia a Elohím
y en el respeto y en el temor a Elohím.
 La persona que tiene temor a Elohím va a manejar su relación conyugal
 de una manera muy diferente a la que no tiene a Elohím,
 
 o lo tiene, pero no le teme,
 sino que hace su voluntad,
 pase lo que pase:
 y el que no tiene a Elohím o no le teme,
 le va a pasar, porque somos sólo “carne y sangre/basár ve dam”,
como dice en hebreo.
Tarde o temprano, las cosas se pueden poner mal en el matrimonio,
y sin Elohím para sustentarnos,
 y para consolarnos,
todo se deteriora más y más, hasta un nivel irrecuperable.

LA AMISTAD ENTRE LOS CÓNYUGES
       Otro punto importante de un matrimonio exitoso es que, no sólo se lleven bien, sino que lleguen a ser amigos entre sí,
con una verdadera amistad que esté por encima de la relación matrimonial en sí.
 Hay una gran diferencia entre estar casados y ser amigos.
Se puede estar casados, y ser enemigos entre sí,
 o, ni siquiera entenderse entre ambos,
 o estar casados y complementar esa unión con una verdadera amistad,
 sincera y abierta, de ayuda mutua,
de mutuo confort y de tratar de ayudar
 al “amigo” cónyuge en aquello que necesita,
 como todo buen amigo/a lo haría.
 Otro factor en esta amistad matrimonial
es ayudar a subir al cónyuge que está más bajo,
 en cualquier tema de que se trate.
El que sabe hacer mejor algo, le ayuda al que no sabe a subir de nivel
y esto es agradecido por el cónyuge,
lo reconozca o no, lo sepa conscientemente o no,
y la amistad se fortalece.

EL DESEO DE TRIUNFAR
         Un tercer factor en este matrimonio amistoso
 es el deseo determinante de triunfar,
 de lograr tener un matrimonio exitoso,
y no dejarse llevar por los ataques del enemigo
y los estados de ánimo,
enemigo que desea vernos disolvernos, para tener éxito,
 convirtiendo el matrimonio en un round tras otro de boxeo,
ya sea físico o verbal,
 con nuestra ayuda activa.

         El esposo es la cabeza del hogar,
 o debería serlo, según 1ª Co. 11:3: “el esposo es la cabeza de la mujer”.
De otro modo, en un hogar donde el esposo está ausente en la práctica,
 de alguna manera u otra,
 las cosas andan mal,
aunque tome tiempo darse cuenta.
 La mujer es el cuello del cuerpo matrimonial, lo más cercano a la cabeza.
Ella debe apoyar y ayudar a su esposo.
Éste debe aprobarla y elogiarla en todo lo que hace,
especialmente en lo que realmente hace muy bien.
Cuando se actúa así,
se actúa con el deseo de triunfar,
 y Elohím nos va a ayudar a lograrlo,
 porque Él inició ese matrimonio,
si en verdad fue Él.

         Una de las obligaciones más fuertes del esposo
 es brindarle seguridad emocional, religiosa, social y económica a la esposa.
 El esposo es el encargado de proveer para la familia,
 incluido los hijos, presentes o futuros.
 La seguridad emocional, religiosa, social y financiera en la esposa,
es la señal de que el esposo está cumpliendo a cabalidad su función
dentro del matrimonio,
y que todo está yendo como debería ir.
 Cuando uno de estos factores faltan,
el matrimonio tiene posibilidades de comenzar a resbalarse
 y se debe hacer un esfuerzo en reforzar lo que no está bien,
antes que sea demasiado tarde.

         “CONOCIÓ” VERSUS “DURMIÓ”
         Dice en Bereshít 4:1:
“Y conoció Adam a su esposa, Javáh, y dio a luz a Kaín.”
 “Conocer”
tiene una connotación más completa en hebreo que en cualquier otro idioma.
Cuando en el Tanáj alguien no amó,
 ni está casado con una mujer,
pero tuvo relaciones con ella,
dice en hebreo “durmió” con ella,
lo cual representa una gran distancia a “conocer”--
 dentro del matrimonio aprobado por Elohím y guiado por Él.
         Por eso, las relaciones van mejor, mucho mejor,
 cuando todo se hace dentro del marco legal del matrimonio,
y del matrimonio hecho por Elohím,
 cuando nos casamos con la “bashérte”,
 o con el “bashérter”,
 (la/el que estaba destinado por Elohím para ser nuestro cónyuge),
 que es lo ideal para todo matrimonio,
aun hoy en día, que estamos en una época “moderna”.
La ketubáh, el acta de casamiento,
que sella el pacto entre el prometido y la prometida,
es una garantía de bendición de Elohím,
ya que está dentro de Su Voluntad que nos casemos,
 y no que tengamos relaciones íntimas solamente,
sin hacerlo.
 Lo primero es santo y bendecido;
lo segundo es “fornicación” y “adulterio”,
 y trae maldición de Elohím.

         El “conocerse” no es meramente una relación física,
sino un compenetrarse el uno con el otro,
 involucrando todas las áreas de nuestra vida:
la emocional, la social (a los ojos de los demás), la física, la intelectual,
 y especialmente la espiritual,
 a los ojos de Elohím.
Es una apertura de una personalidad con la otra y mutuamente.

                  El conocerse también implica conocerse a uno mismo,
hasta el punto de entender quiénes somos,
 cuál es nuestro destino marcado por Elohím,
y hacia dónde debemos dirigirnos,
 según Su Voluntad.
Al saber esto, sabremos qué nos falta, qué necesitamos, dónde obtenerlo, y con quién. El matrimonio está hecho para completar aquello que a cada uno le falta
para ser un todo.

ENFOCARSE A DAR O A RECIBIR

         Por último, uno de los factores importantes en un matrimonio,
es el decidir enfocarse en dar, en vez de en recibir.
 Elohím es bondad pura, y para exteriorizar esa bondad,
Él creó el Universo,
para poder mostrar y ejercitar esa bondad de dar.
 Elohím no necesita nada de nadie.
 Sólo quiso tener alguien a quien darle Su Bondad.

         En el matrimonio esta es otra clave:
 debemos enfocarnos en dar a nuestro cónyuge,
y no sólo esperar recibir.
 Y cuanto más recibimos del cónyuge,
más debemos comprometernos con nosotros mismos y con Elohím,
en dar a nuestro cónyuge,
para elevar más nuestro matrimonio,
hasta niveles más y más altos,
 haciendo como Elohím y pareciéndonos a Él, cada mes, cada año más.
 Cada vez que damos, estamos imitando a Elohím.
Tenemos que aprender a ver el dar como un fin en sí mismo,
sin esperar nada a cambio,
 sino el saber que estamos imitando a Elohím en ésto,
 y que redundará en beneficio de la felicidad de nuestro matrimonio.

         El amor es un resultado del dar.
Cuanto más uno se dedica a dar,
 más es uno capaz de amar.
 Esto se siente,
 no es necesario estudiarlo mucho,
 porque es auto-evidente en cuanto se pone en práctica.
         Para concluir, debemos estudiar y analizar estos factores
que hacen de un matrimonio un símbolo de nuestro matrimonio con Elohím,
para poder llegar a ser cada año más y más parecido a nuestro modelo
hecho con Elohím.
¡UN FELIZ SHABÁT SHALÓM!

05 octubre, 2012

PARASHÁH
 No. 54

19 DEL MES SÉPTIMO DEL 5773
6 DEL MES  DE  OCTUBRE DE 2012

PARASHÁH ESPECIAL DE SUKÓT

Lectura de la Toráh:
Vaikráh/Y llamó/”Lev.”23:34
Haftaráh:
 Iehoshúa 1:1-18


Por
Julio Dam
     Rébe Mesiánico

COMENTARIO DE LA PARASHÁH

Dice en Vaikráh/Y llamó/“Lev” 23:34:
 “Díles a los hijos de Israel para decirles:
 ‘en el día 15 de este mes séptimo,1
 (es) la festividad de Sukót/Cabañas;
 (por) siete días (los festejarás) para ADONÁI”.
        
La festividad/moéd de Sukót/Cabañas
se festeja durante ocho días,
 incluyendo Shminí Atzéret
(vers. 36), desde el 15 al 22 del mes séptimo, a la caída del sol (del día 22).
 En contraposición a los “Días terribles/Iamím ha Noraím” que hemos pasado,
 Sukót es una festividad cargada de gozo y de alegría,

 por haber sido examinados y habernos examinado nosotros mismos,

 y haber vuelto a Elohím/teshuváh, como Él nos ordena hacer.
 Tanto es así, que en Israel, en los días del Rébe Ieshúa,
el pueblo de Israel festejaba en los campos
y una parte de los compromisos matrimoniales se hacían en este día,
 con la seguridad de que nuestro Elohím
los había perdonado de sus pecados.

Si miramos aún más ampliamente,
en el contexto de todas las festividades que nos dejó Elohím para festejar,
 veremos un iluminador patrón de ascensión de a tres,
que son las tres Dimensiones de Elohím:
 la primera de las grandes festividades/moadím es Pésaj,
 cuyo simbolismo espiritual se encuentra en Mashíaj Ieshúa,
 Su muerte y resurrección,
 como primicias para nuestra propia muerte y resurrección,
 tanto en esta vida, la vida de nuestro ego,
como en la vida venidera/Olám ha Ba,
 cuando estaremos viviendo y reinando con el Mashíaj,
 aquellos que hayamos “hechos nuestros deberes”,
 es decir, hecho Su Voluntad y no la nuestra. (Lc. 6:46).

Esta muerte y resurrección,
es para mostrarnos el camino para que nuestro ego muera,
y Ieshúa viva en nosotros,
 guiándonos minuto a minuto,
 en cada tarea que debemos hacer cada día (Ro. 8:14),
 como bien dijo el Rabino Shául: "...
 porque ya no vivo yo, sino que Mashíaj vive en mí". Gál. 2:20.
 Este morir a nuestro ego,
 y este "Mashíaj vive en mí"
 es todo el propósito del Pacto Renovado:
 mostrarnos una "mejor manera" de vivir,
 de cumplir los Mandamientos,
 de vivir un estilo de vida moral y ético según la Moral del Elohím
y no la nuestra:
ya no guiándonos por la Toráh escrita solamente,
 sino por la Toráh "escrita en nuestros corazones y entrañas" (Jer. 31:31-37)
 que es la definición que nos da la Toráh del Pacto Renovado/Brít Jadasháh. 
La segunda gran festividad/moéd del año es Shavuót/Semanas,
que tiene lugar, como sabemos, cincuenta días después de Pésaj,
 es decir, que hayamos comenzado a hacer morir nuestro ego en el madero.
Shavuót es la festividad del Rúaj ha Kódesh.
Allí el Aliento Santo/Rúaj ha Kódesh de Elohím
se presentó por primera vez a todos los reunidos,
 para ungirlos con Su Poder y Su Verdad.
En la primera festividad,
 hemos aprendido que debemos hacer morir nuestro ego;
 en la segunda,
aprendemos que debemos dejarnos manejar por el Aliento Santo de la Boca de Elohím Padre.

La tercera gran festividad comienza, como sabemos,
con Ióm ha Terúah/Día del toque entrecortado del shofár,
 que anuncia los “Días terribles/Iamím ha Noraím”
que se acercan, para que pidamos perdón por nuestros pecados,
 antes de Ióm ha Kipurím/Día de los Sacrificios Expiatorios.
Todo esto, como vemos, no es más que una preparación anual
para entrar en la Presencia de ADONÁI
en esta festividad/moéd de Sukót/Cabañas.
¿Cómo pecadores como nosotros podemos estar en Su Presencia?
Sólo a través de estos tres pasos previos:
(1) negar nuestro ego,
haciéndolo morir un poco más y mejor cada año;
 (2) recibir y manejarnos diariamente con el Aliento Santo de Elohím en nuestras vidas;
 y (3) pedir perdón por todos los pecados y faltas del período anterior,
 para poder así estar en la Presencia de ADONÁI,
con las vestiduras espirituales más limpias,
 más blancas y vivir así siete días en Su Sukáh/Cabaña.

Así, no es en balde que Sukót es llamado en hebreo “Zmán simjatéinu”/Tiempo de nuestra alegría”.
Sukót es un momento en el año de gozo y de alegría por haber sobrevivido,
 gracias a la misericordia de ADONÁI,
que vino en carne con el nombre de “Ieshúa” (Ioj. 1:14)
 para que nosotros no tengamos que pagar por los pecados cometidos.
 Es una época/zmán de agradecimiento constante y de alegría constante,
en total contraste con los días anteriores.

Históricamente,
 Sukót conmemora la época en que Israel vivía en tiendas de campaña, en el desierto (“Lev.” 23:43).
Asimismo, nosotros ahora mismo,
vivimos “en tiendas de campaña”, en “sukót”
que son nuestros cuerpos.
 Estos nos enfrentan con nuestra fragilidad,
con la volatilidad de nuestras vidas y lo etéreo de esta existencia,
aunque una ciudad moderna parece exactamente lo contrario de volátil y etérea.

La Sukáh también simboliza la Presencia de ADONÁI en esta vida,
con su techo hecho de ramas de palmera, mirtos y sauces,
por los que se pueden ver las estrellas,
 un recordatorio de que ADONÁI está allí,
 más allá de esas estrellas que nos parecen tan lejanas,
 viéndonos y estando nosotros en Su Presencia y en Su compañía.

Además, la Sukáh también simboliza Su cobertura,
como la nube cubría, protegía y guiaba a Su Pueblo, Israel.
 “Y ADONÁI iba delante de ellos, guiándolos en el camino por medio de una nube y por la noche,
por medio de una columna de fuego,
para alumbrarles, para que pudiesen caminar de día y de noche”.
(“Ex.” 13:21) Simbólicamente, la nube es una jupáh,
 un dosel bajo el cual se lleva a cabo los casamientos judíos.
Esto no debe sorprendernos, ya que en varios versículos en el Tanáj,
 se dice que ADONÁI está casado con Israel (Jer. 3:14; Ez. 16 y otros).
 Elohím nos guarda y nos mima, como un esposo mima a su querida esposa.

Así es, hay un Novio que vendrá a buscar a Su Prometida desde una nube,
 los judíos mesiánicos en todo el mundo,
para reinar juntos Mil Años, como anuncia Dan. 7:13: “...
he aquí que, con las nubes del Cielo venía uno como un Bar Enásh/Hombre”.

En esta semana de Sukót, es nuestro privilegio el estar bajo la sukáh,
que representa el estar en la Presencia del Padre y hablarle,
 como le hablaríamos a nuestro padre humano.
 El escucha cada una de nuestras palabras, cada una de nuestras quejas,
 pero más que nada, cada una de nuestras bendiciones por todo lo que Él nos da.
 En el judaísmo rabínico, hay alrededor de cien bendiciones que se dicen,
de acuerdo a la ocasión, desde colocarse el talít para orar,
 como para comer y tomar.

No siempre tenemos buenas noticias que compartir con Él,
pero Él sí siempre tiene buenas noticias que darnos.
 ¿Cuáles son las buenas noticias que tiene para nosotros en este año?

“Yo estoy con ustedes,
con cada uno de ustedes,
 queridos hijos míos. De nada tienen que temer.
De nada tienen que preocuparse,
 porque el Elohím de Israel está con Su Pueblo,
 contra sus enemigos,
 contra quienes los odian,
porque no soportan a quien está detrás de ustedes,
 al Elohím que creó el Universo.
No teman, hijitos míos,
sino que alaben a vuestro Elohím en estos días de Sukót;
 dancen y alaben Mi Santo Nombre”.

Esta es nuestra tarea en esta semana;
 este es nuestro placer en estos días de Sukót,
como se hacía en los días del Rébe Ieshúa, hace 2000 años.
 Se tomaban ramas de palmera, mirtos y sauces y etróg
(una especie de limón grande llamado “cidra” en castellano,
del árbol de cidro (Latín: Cidra Cayote)
y se meneaban las ramas hacia las cuatro direcciones:
Este, Oeste, Norte y Sur,
ceremonia que se conoce como “el mecer el luláv/la palmera”.
 Esto debemos hacerlo hoy en día dentro de la sinagoga,
 junto con las demás ramas y el etróg,
 lo que se conoce como la hakafáh (hacer la ronda)
alrededor de la sinagoga (por dentro). Durante la hakafáh, el rébe mesiánico ora pidiendo a Elohím
que bendiga a cada miembro de la sinagoga mesiánica
y bendiciones para Israel y su tierra y sus habitantes.

A partir de la segunda noche de Sukót,
se derramaba agua, ceremonia conocida como “Simját béit ha shoeváh”,
 tal como lo relata la Mishnáh,
en el libro de Sukót 4:1 y también en Iojanán 7:37-39:

“37: Mas en el último día, el gran día de la Fiesta (de Sukót),
se puso de pie y clamó, diciendo: ‘Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

 38  El que cree en mí, como dice la Escritura,
ríos de agua viva correrán de su interior.

 39  “Y esto dijo del Rúaj que habían de recibir los que creyesen en él;
porque aún no había sido dado el Rúaj ha Kódesh,
porque Ieshúa aún no había sido glorificado.”

La lluvia tiene un significado muy importante en Israel,
ya que es un país con poco agua.
 Esta es vista como una bendición de Elohím.
También es un símbolo del amor de Elohím derramándose sobre Su Pueblo.
 En esta festividad de Sukót,
la lluvia y el agua representan este amor de Elohím para con Su Pueblo,
 tanto hace 2000 años como hoy en día,
 amor que ahora abarca a Su Pueblo por fe,
los judíos mesiánicos por fe,
 que se han dejado injertar en el árbol judío de Romanos 11:17,
 que, por eso, también toman parte del festejo de Su Fiesta en estos días.

Habrá, muy pronto, un Sukót Gadól/un Gran Sukót,
 que es la Segunda Venida del Mashíaj,
Elohím encarnado,
quien extenderá Su tienda/sukáh sobre todos Sus seguidores.
¡Halelú Iáh!
¡UN FELIZ SHABÁT SHALÓM!

27 septiembre, 2012



PARASHÁH
 No. 53

12 DEL MES SÉPTIMO DEL 5773
29 DEL MES  DE  SEPTIEMBRE DE 2012

PARASHÁH HAAZÍNU/ESCUCHA

Lectura de la Toráh:
 Dvarím/”Dt.”32:1-52
Haftaráh:
 2ª Shmúel 22:1-51
Brit Ha Dashah:
Romanos 12: 9-21.
Por
Julio Dam
 Rébe Mesiánico
 
           “LOS DOS POSIBLES CIMIENTOS DE NUESTRA VIDA” 

 "Haazínu/Escuchen,
 los Cielos y hablaré;
 y oiga la Tierra los dichos de mi boca.
 Gotee como llovizna mi doctrina;
 caiga como el rocío mi discurso,
como viento de lluvia sobre el césped
 y como gotas de lluvia sobre la tierra."
 (Dvarím/Asuntos/"Dt." 32:1.
 
En esta parasháh
después de los días terribles/Iamím ha Noraím
 entre Ióm Teruáh e Ióm Ha Kipurím/Día de los Sacrificios Expiatorios
 y antes de Sukót, donde nuestra vida espiritual es pesada en la Balanza de Elohím,
 es bueno recordar una enseñanza de nuestro Rébe Ieshúa,
 de Lc. 6:46-49:

 “¿Por qué me llamáis, Amo, Amo, y no hacéis lo que digo?
Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras, y las hace,
os enseñaré a quién es semejante:
Semejante  es al hombre que edifica una casa,
el cual cavó y ahondó,
y puso el cimiento sobre roca;
 y cuando vino una inundación,
 el río dio con ímpetu en aquella casa, mas no la pudo mover,
porque estaba cimentada sobre roca.
Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra,
 sin cimiento; en la cual el río dio con ímpetu, y luego cayo;
 y grande fue la ruina de aquella casa”.

En primer lugar, el Rébe Ieshúa nos pregunta
 en estas vísperas de Ióm ha Kipurím:
 “¿Por qué me llamáis, Amo, Amo, y no hacéis lo que digo?
 Muchos de nosotros lo llamamos así,
 ¡Y NO HACEMOS LO QUE NOS PIDE!
 Es muy fácil llamarlo “Amo”,
 pero es muy difícil HACER LO QUE NOS PIDE.
Ese es uno de los problemas;
el otro problema
es que TENEMOS NUESTRAS PROPIAS AGENDAS.
 Tenemos cosas que queremos hacer,
 que NO necesariamente corresponden con lo que Elohím desea de nosotros;
 por lo tanto, tranquilamente—hacemos

 LO QUE NOSOTROS QUEREMOS

y dejamos lo que Elohím quiere,
para algún momento que nos sobre,
 y si tenemos ganas,
lo hacemos y si no, no.
Para judíos mesiánicos como estos,
 Ieshúa nos dijo esta mashál/comparación/”parábola” citada arriba:
 “Mas el que oyó y no hizo,
 semejante es al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin cimiento;
en la cual el río dio con ímpetu,
y luego cayó;
 y grande fue la ruina de aquella casa”.

Todos nosotros NECESITAMOS de Elohím;
 algunos nos damos cuenta de ello;
 otros creemos que “no tanto,
 yo me arreglo bastante bien así como estoy”.
 Esto, aún después de Conocerlo y Aceptarlo como Mashíaj;

quizás porque no hemos tenido nunca una relación íntima con Él

y sólo una religión. El que sólo ha tenido una religión,
 muy rápidamente puede cambiarla por otra. Total:
 ¿cuál es la diferencia?
 El que ha establecido y nutrido una relación íntima con ADONÁI,
 como ROCA,
teniendo a Ieshúa dentro de su espíritu/rúaj, dirigiéndolo,
 nunca Lo abandona ni Lo abandonará ni renunciará a Él.
 Esta es la clave para entender mucho de lo que está pasando en el judaísmo mesiánico de nuestros días.
Es por eso que nosotros siempre hemos predicado en nuestra sinagoga,
acerca de la relación íntima,
 muy por encima de la religión.
 Religiones hay muchas;

 relaciones íntimas con el Creador del Universo hay una sola.

 ¿La tiene usted?
 Si no la tiene, su casa NO está cimentada en la roca,
 que es Mashíaj Ieshúa.
 ¡Cuidado con los tsunamis,
tanto los físicos como los mentales y los espirituales,
que se pueden llevar su casa y hasta a usted mismo con ellos!
 
¿Qué simboliza la tierra sin cimiento?
 Por un lado, son las enseñanzas basadas en el hombre,
los “mandamientos de hombres”

 de que nos previno Ieshúa (que NO sigamos);

son las doctrinas, costumbres, maneras de vestir,
festividades y otros detalles que Elohím NO enseñó ni va a enseñar,
 porque NO vienen de Él.

También, esta “tierra” metafórica incluye todo aquello que CREEMOS,
 PENSAMOS, HACEMOS,
que NO viene de Elohím
 sino del mundo que nos rodea,
 que es potestad de ha satán,
 no lo olvidemos.
Muchas de las festividades, creencias, diversiones, paradigmas, estilos de vida, palabras que hablamos, festejamos, creemos,
 vienen del mundo
y no de Elohím.
 
Lo más vital que nos falta a muchos
 es la falta de Toráh
en nuestras vidas;
la falta de un estilo de vida moral y ético,
 especialmente, lo que forma parte de esta “tierra” de que habla Ieshúa.
En el judaísmo mesiánico se discute mucho sobre el significado de éste o aquél mandamiento, tanto en la sinagoga como en blogs en Internet,
 acerca de ésta o aquella palabra
(no estamos en contra de estudiar, por supuesto),
 pero, la pregunta que REALMENTE IMPORTA ES:
¿EN QUÉ ESTOY CAMBIANDO EN MI ÉTICA Y MI MORAL,
 respecto a los demás?
En el judaísmo rabínico, no nos olvidemos de esto—el estudio es importante--

PARA PODER CUMPLIR MEJOR EL MANDAMIENTO,
no por discutir o por estudiar de por sí sólo.
 Si vamos a lo primigenio, recordemos que todo lo que está hecho de ladrillos,
 que representan lo humano,
lo que viene del hombre y su mente,
 Elohím rechaza;
 si queremos construir con Él a nuestro lado,
 debemos usar PIEDRAS,
que es una mashál/comparación de lo que Viene de Él,
 lo espiritual.
 Teh./”Sal.” 127:1: “Si ADONÁI no (es quien) edifica la casa,
inútilmente trabajan los obreros...” 

¿Cómo edificar nuestra casa interior, especialmente en estos días,
en que Ióm ha Kipurím ya pasó y Sukót—una festividad que es una mashál/comparación de estar Bajo Su Talít (“Sal.” 91:5)—se acerca?

En primer lugar, TODO debe estar indicado, enseñado y ORDENADO por Elohím.
 Lo que NO es ordenado por Elohím no debemos hacerlo.
 Esta es una lección muy dura para muchos de nuestros queridos lectores,
 lo sabemos, y pocos son los que la aprendemos,
 pero los que lo hacemos, hemos construido y seguiremos construyendo sobre LA ROCA, que es ADONÁI y no sobre tierra porosa.

En segundo lugar, como nos dijo Ieshúa, “Todo aquel que viene a mí,
 y oye mis palabras, y las hace...”.

 En otras palabras, tenemos que
(1) OIR SUS PALABRAS Y (2) HACERLAS.
 ¿Está usted oyendo Sus palabras?
 Porque Elohím nos habla todos los días, muchas veces, varias veces al día,
no sólo verbalmente (en nuestros oídos espirituales),
 sino a través de acontecimientos, personas que nos llaman,
 a través de noticias que vemos en la TV o conversaciones con familiares,
o problemas o enfermedades, tanto a nosotros como a nuestros familiares
 o personas cercanas.
 CRÉAME: ¡ELOHÍM HABLA!
 ¡Somos NOSOTROS
 los que no oímos Sus palabras o señales o advertencias o problemas!

 Es cierto que después de que el Rúaj ha Kódesh vino en Shavuót/”Pentecostés”
 hace 2000 años atrás (Hchs. 2), ahora  cualquier persona puede escuchar Su voz
(con lo que se convierte en profeta); pero no todos lo oyen,
 por una razón u otra.
El problema es que, tampoco oímos los otros canales
 que Él usa para comunicarnos algo para nuestro bien.
¿No será el momento, en estos días tan especiales,
antes de Ióm ha Kipurím, de pedir SUS PALABRAS?

Cuando estaba escribiendo precisamente estas palabras,
Elohím me dijo, calladamente: “Tengo palabras para darte (para esta parasháh). ¡Halelú, Iah! (Como es de costumbre, Sus palabras de profecía, las colocaremos entre comillas y subrayadas, para énfasis.)

“Pueblo Mío. Días negros se acercan para el mundo en general. Días terribles/Iomím ha Noraím. Es imprescindible que vosotros presten atención a Mis Palabras en este día, porque el temor se apoderará del mundo entero, mas no deseo que se apodere de ustedes, que son Mis hijos amados. Vosotros debéis estar en shalóm, al lado de Vuestro Elohím, pensando en Él, no en lo que sucede a vuestro alrededor. Piensen que TODO está bajo Mi control; que “ni un cabello se cae de vuestras cabezas si no es por Mi poder”. Piensen en esto todo el día, todos los días,
 para que “puedan pasar el día malo”.

“Es Mi deseo que oréis a Vuestro Padre Celestial, en el Nombre de Ieshúa, el Mashíaj y Elohím de Israel, para que vuestras almas sean guardadas en todo momento, de todo peligro futuro. Que pidáis a Vuestro Padre que vuestras almas sean calmadas y vuestros temores acallados por vuestra emunáh en Mí,
 por vuestra confianza en Mi cuidado por vosotros.

“Mucho os amo y os guardo. Mucho os quiero, hijitos míos.”

¡Amén! (¡Así sea!)
 
 

21 septiembre, 2012

TIEMPO DE RECONCILIARNOS CON ELOHIM, CON NUESTRA FAMILIA
Y CON OTRAS PERSONAS.

            Una de las experiencias más hermosas
que podemos tener en nuestras vidas
es permitirnos a nosotros mismos
sanar nuestros corazones
a través de reconciliarnos con Elohím,
y con los que hemos tenido o tenemos problemas,
ya sea con nuestra familia
o con las personas con quienes compartimos
 nuestra vida, en el trabajo, en la sinagoga,
o con alguna otra persona que tenemos que perdonar
 y reconciliarnos.

Lo que sembramos en nuestras vidas
y en la de los demás es lo que vamos a recoger
 y uno de los frutos más importantes
 para nuestra relación con Elohím
es el perdón y la reconciliación,
 ya que de estos frutos
 depende nuestra relación con el Altísimo.

Cuando perdonamos,
Elohím nos perdona
y nos renueva,
 escucha nuestras oraciones
y nos bendice en todo lo que necesitamos,
ya que el perdonar
indica que tenemos un corazón  de carne
 y eso hace que estemos en la posición correcta
 delante de Elohím.
Mat. 5:24
“deja la ofrenda delante del Altar
 y ve primero y reconcíliate
con tu hermano
 y después vuelve y ofrece tu ofrenda.”

Elohím no recibe ninguna ofrenda
a menos que tengamos una buena relación
con nuestro hermano,
 de modo que es muy importante
que tengamos presente cada día
 estar en la posición que Elohím desea que estemos
con las demás personas.

    Volver en amistad con Elohím,
 con nuestra familia
 y las demás personas
 es lo que hará que tengamos una buena relación
con Elohím,
y es la razón por la que vamos a dar algunos puntos
 que debemos tener en cuenta en nuestra relación diaria con quienes compartimos
 nuestras vidas.

1.      Aprender a  perdonar cada situación que nos molesta.

2.      Aprender a aceptar con amor las cosas que no podemos cambiar.

3.      Saber reco
nocer nuestros propios errores y defectos y proponernos cambiar nuestras actitudes equivocadas.

4.      No juzgar a los demás.

5.      Tener cuidado con  nuestras palabras y opiniones, y aprender a escuchar a los demás.

6.      Cambiar la queja por agradecimiento a Elohím y a las personas con quienes nos ayudan y nos dan apoyo y cariño.

7.      No sembrar discordia ni critica sino siempre buscar el lado bueno de todo lo que nos sucede.

8.      Elogiar a los demás y tratar con sinceridad a todas las personas.

9.      Bendecir a los que nos persiguen.
10.  No discutir, sino hablar con paciencia y esforzarnos que cada situación se arregle en shalóm para ambas partes.
11.  Nunca olvidar que Elohím tiene la solución para cualquier problema y si nosotros recurrimos a El siempre podremos recibir Su sabiduría y Su respuesta para cada necesidad.

12.  Ser personas de shalóm y llevar el shalóm de Elohím a cada persona con quien compartimos nuestras vidas.

13.  En Romanos 12 tenemos una lista muy interesante de lo que debemos hacer con nuestro amigo y semejante, si la implementamos a nuestras vidas estaremos siendo de bendición y dando testimonio a otras personas que somos hijos del Elohím de Israel, y Su dirección nunca se apartara de nosotros.

              Iojanán1O.27:

            “Mis ovejas escuchan Mi voz y Yo las conozco,
y ellas me siguen.”

            ¿Eres oveja de Elohím Ieshúa, Rúaj ha Kódesh?

Entonces es tiempo de escuchar
lo que Él tiene que decirnos
y enseñarnos en este tiempo de Iamín ha Noraím
y Ióm ha Kipurím,
 escuchar lo que El desea que cambiemos,
lo que Él tiene para nuestras vidas,
porque lo más importante
 es tener la plena seguridad que El nos conoce
 porque lo seguimos en todo tiempo
y que estamos pendientes de hacer solo Su voluntad
 y no la nuestra.
 Este estilo de vida es lo que significa para Elohím Ieshúa, Rúaj ha Kódesh “ellas me siguen”.

Elohím te bendiga en este tiempo
que El nos regala para volver a Su presencia
y ser verdaderas ovejas
de Su precioso rebaño.

Elohím te dé Su sabiduría
y haga resplandecer Su rostro sobre tu corazón
y toda tu vida.


        Sarita V. de Dam                                         21.9.2012
 
 

PARASHÁH 
No. 52
PARASHÁH VAIELÉJ/Y SIGUE ADELANTE
6 DEL MES SÉPTIMO DEL 5773
22 DEL MES  DE  SEPTIEMBRE DE 2012

Lectura de la Toráh:
 Dvarím/Palabras/ 29:9-31:30
Haftaráh:
 Ieshaiáhu/”Is.” 61:10-63:9 y 55:6-56:8
Brit Ha Dashah:
Heb. 13: 1-18
Por
Julio Dam
 Rébe Mesiánico 


COMENTARIO DE LA PARASHÁH

“CÓMO SEGUIR ADELANTE”

Esta parasháh tiene una muy importante lección para nosotros,
 una lección que comienza con el nombre de la parasháh  de esta semana. 
Vaieléj” significa “Y sigue adelante”.   
CÓMO PARARSE MÁS FIRME

         Dijo el ensayista y filósofo inglés Francis Bacon:
 “No es lo que ganamos,
 sino lo que ahorramos 
lo nos hace ricos;
 no es lo que comemos, sino lo que digerimos
 lo que nos hace fuertes;
 no es lo que leemos sino lo que recordamos
 lo que nos hace informados;
 no es lo que creemos sino lo que practicamos 
lo que nos da integridad”.

 Realmente, es una muy buena definición de lo que es esencial,
 a diferencia de lo que sólo es importante.

 Si ganamos, pero no ahorramos,
 no nos pararemos más firmes, financieramente.
 Si comemos pero no digerimos bien,
 no nos pararemos más firmes, referente a nuestra salud.
 Si creemos pero no practicamos, 
no estaremos firmes en nuestras creencias.
 Si leemos mucho, pero recordamos muy poco, 
no es mucho lo que nos podemos parar 
en nuestro progreso mental y psicológico.

         Vemos aquí una gran regla, digna de aprender:
 hay dos maneras detratar de pararse firmes:
 una implica un cierto esfuerzo,
 (como el leer),
 pero no obtiene resultados suficientes (como el recordar),
 porque nos falta el “algo más”.
 En estos cuatro ejemplos, el “algo más” 
es “caminar el kilómetro extra”,
 el hacer un esfuerzo más fuerte que el mero comer,
 leer, ganar o creer,
 para PARARNOS FIRMES
 en todas estas cuatro áreas, 
que sólo son ejemplos para toda nuestra vida.

         Si trasladamos estos ejemplos a nuestra vida espiritual,
 tenemos que, muchos de nosotros hacemos un cierto esfuerzo
 en acercarnos a Elohím 
a través de haber aceptado a Ieshúa como Amo y Señor de nuestra vida, ¡pero no hemos “caminado el kilómetro extra”! 
¿Cuál es este “kilómetro extra”?

 Varía para cada uno.

 Quizás no nos hemos esforzado lo suficiente para acercarnos a Elohím, conformándonos con tener una religión que para nosotros es apropiada,

 la de judíos mesiánicos (JM).
 Mas, precisamente, donde
lo que importa es la relación íntima con Elohím. Si hay esto, estamos haciendo lo más importante de todo, 
y estamos MUY FIRMEMENTE PARADOS,
 en la opinión del JM.
         En estos cuatro ejemplos de la frase de Bacon, 
podemos ver que hay “maneras” y “MANERAS” de hacer las cosas,
 y los resultados son muy variados
 si lo hacemos de una forma, 
a que si lo hacemos de la otra.

DEJAR LOS “DEBERÍA DE”
Vivimos en Occidente, 
en una época de que nos sobran muchas cosas 
y tenemos libertad y acceso a muchas cosas, 
que nadie podía soñar siquiera que existieran, hace sólo cincuenta años:
 la TV con pantalla gigante, las computadoras, el celular, Internet, 
los DVDs, los autos de marca, etcétera.
 Pero, para tener todo eso, 

tenemos que trabajar duro en cosas que no nos gusta hacer 
ni tenemos la habilidad para hacerlo. 

Vivimos en un mundo lleno de “debería de”, 
justamente para poder lograr lo que nuestro amigo o vecino tiene 
pero nosotros no.
 Estamos atrapados en muchos “debería de,” 

casi todos cosas materiales,
 sin vida, 
sin fruto eterno.

         Sin embargo, Elohím no nos creó como lo que somos 
para que estemos detrás de ninguna de estas cosas, 
sino para Su Propósito,
 cualquiera que sea éste para nosotros. 
Nosotros no somos el vecino de enfrente,
 ni siquiera somos como nuestro hermano:
 somos nosotros mismos,
 con ciertas habilidades 
y ciertas limitaciones,
 algunas heredadas y algunas adquiridas con mucho esfuerzo.
         Deberíamos dejar de pensar y de trabajar en los “debería de” 
y concentrarnos en averiguar 
lo que Elohím desea 
PUNTUALMENTE de nosotros:
 cuál es nuestro destino a Sus ojos, 

que es lo único que importa en el Universo.


BUSCANDO EL “CAMINO
CORRECTO”

         No sé si usted alguna vez se puso a pensar
 o a buscar el “camino correcto”.
 ¿Se preguntó alguna vez si la vida que estaba viviendo,
 las decisiones que estaba tomando estaban en la dirección correcta,
 si estaba viviendo la vida que usted debería vivir?

 Para el mundo no creyente,
 no hay ningún “camino correcto”,
 sino que todos lo son.
 Para nosotros,
 que estamos siendo guiados y vigilados 
por Elohím,
el concepto de “camino correcto” 

es MUY importante.

 En el judaísmo, “ha dérej/el camino (recto de Elohím)” 

es un concepto muy importante.
 Hay muchas maneras de “caminar” 
(un hebraísmo, que significa “comportarse”), 

pero sólo una 
que es del agrado de Elohím:

 el camino recto,
 que es el único correcto,
 el camino de la Toráh,
 el camino de la moralidad 
y de la ética,
 no de acuerdo a nuestra opinión,

 sino de acuerdo a Su Toráh.

 Nosotros no tenemos ni voz ni voto 
en determinar qué es “recto” 
ni “correcto”, 
sino Elohím es el que debe darnos las pautas,
 y nos las da en el Tanáj.
         El Tanáj no es más que una recopilacion 
de un poco de historia del pueblo judío, 
más una serie de enseñanzas-cum-reglas de conducta moral y ética, 
para hacernos “menschn” (“buena gente,” en ídish,
 el idioma de los judíos en el exilio/galút).

CÓMO DESAPRENDER
     Alguien dijo: 
“Uno de los problemas más  importantes para nosotros, 
no es aprender, sino desaprender”. 
Todos nos preocupamos en aprender,
 pero muy pocos de nosotros 
nos damos cuenta siquiera, 
y la necesidad URGENTE 
que tenemos de

 DESAPRENDER! 

El desaprender es ya camino a la parasháh, 
Vaieléj,” 
que significa “Y sigue adelante”.

         Después de “pararnos más firmes”; 
después de dejar atrás los “debería de”; 
de buscar “el camino correcto”,

 ¡debemos aprender a des-aprender!

 El desaprender 
es parte de nuestra libertad interior,

 es librarnos de cadenas espirituales 
y mentales que nos han estado atando
 por generaciones,

 en muchos casos, aunque jamás nos enteramos.
         Es aprender a dejar atrás 
ideas, 
hábitos,
 creencias,
 sentimientos que ya no nos sirven 
y que, en realidad,
 nos están molestando
 en nuestro crecimiento espiritual
 y mental.
 Hay mucho de libertad en este des-aprender; 
es, más bien, un “desprenderse de” 
todo aquello que ya no necesitamos 
y todo aquellos que nos molesta
 en nuestro crecer HACIA Elohím. 

Un muy apropiado desaprender es el perdón,
 especialmente en estos días,

 próximos al Ióm ha Kipurím/Día de los Sacrificios Expiatorios.

                La mayoría de las fuentes para des-aprender 
vienen no de libros, ni de parashót (pl. de parasháh
sino de la vida misma.

 Fracasos que nos enseñan que NO hacer la próxima vez.
 Éxitos que nos enseñan qué es lo que FUNCIONA.
 Conversaciones que nos ayudan a “unir los puntos”
 y tener nuevas ideas.
 Hechos que pintan un retrato.
        
 Hay un proverbio que vale la pena citar:
 “Cuando completaste el 95 por ciento de tu viaje,
 sólo has completado el 50 por ciento de tu viaje”. 

La voluntad y el esfuerzo de seguir
 el último cinco por ciento 
es lo que separa a los grandes 
de los que realmente se destacan.
 Pregúntese:
 ¿Ha habido momentos en su vida 
cuando llegó a ese último cinco por ciento,
 o pestañeó y se dejó estar,
 o ni siquiera probó llegar? 
¿Y qué hizo para llegar a la cumbre?
         
El caminar con Elohím es exactamente así:
 el primer 95 por ciento del camino es difícil,

 pero el último cinco por ciento, 
es MUY DIFÍCIL.

 ¿Está usted dispuesto a caminar
 “el kilómetro extra”?

 ¡Créame que vale la pena!
 ¡Nos vemos en la Cumbre!


¡UN FELIZ SHABÁT!
SHALÓM

14 septiembre, 2012

PARASHÁH
No.51
NITZAVÍM/ESTÁS PARADO
por Julio Dam  
28 DEL MES SEXTO DEL 5772
15 DEL MES  DE  SEPTIEMBRE DEL 2012
Lectura de la Toráh:
 DVARÍM/Asuntos/”Dt.” 29:9-30:20
 Haftaráh:
 Ieshaiáhu/Is. 61:10-63:9
Brit Ha Dashah:
Rom. 10: 6-8
Heb.13: 1-18

COMENTARIO DE LA PARASHÁH
Estamos en una época muy, muy especial
 que en el judaísmo se conoce como
“Iamím ha Kétz” (Daniel 12),
los días del fin
 y dentro mismo de esta época,
 estamos en días muy especiales,
 los llamados “Iamím ha Noraím/Días terribles”
de estas festividades que se acercan.
 Elohím ha creado un Universo totalmente ordenado,
 con una cierta medida de caos,
 que se ha descubierto sólo hace un par de décadas,
 y es la ciencia más nueva de todas,
 aún más nueva que la biogenética y los fractales (1975).
Lo poco que se ha estudiado hasta este momento del caos muestra
 que es un “desorden ordenado”
—lo cual tiene toda la lógica del mundo,
 porque fue creado y ordenado por Elohím mismo.
Como en las películas de “Holy Wood,”
 al final de la película todo comienza a ordenarse:
  el malo y sus secuaces mueren en una explosión,
 y la policía y las ambulancias, que no aparecieron cuando más se la necesitaban,
 vienen ahora, a recoger los restos;
 en resumen, el caos del final se transforma en un “caos ordenado”—
no por Elohím, sino por el guionista de la película, claro.
Y esto nos deja contentos emocionalmente,
porque tenemos una necesidad interior de que todo se reordene después de una hora
y media justa de caos y acción; nos divertimos,
 pero algo en nuestro interior desea que todo se vuelva a poner en su lugar correspondiente, y Holy Wood nos da el gusto,
porque ése es su propósito:
entretenernos. Si las cosas salieran mal al final,
 o si el malo saliese vivo, o si la pareja principal no se uniera al final,
 nos sentiríamos como esas (malas) películas
 donde nos decepcionan con el horrible cartelito:
 “Continuará”.
No queremos que continúe, queremos que todo se ordene,
 como tiene que ser. 
Este es un sentimiento que evidentemente está puesto por Elohím en nuestra psiquis
 y en nuestra mente:
el deseo de un orden final al final del caos ordenado.
Pues bien, esto es lo que Elohím le está prediciendo a Moshéh:
 “volverás a ADONÁI, tu Elohím”.
Las palabras proféticas de ADONÁI a Moshéh:
 “y volverás a ADONÁI, tu Elohím”
 se están cumpliendo delante de nuestras narices.
Este “volverás” no es un simple dar vuelta de rumbo de nuestros pies.
Es un cambiar de rumbo de nuestros pies mentales,
 espirituales y por último, los físicos.

Esta es una época del año hecha por Elohím especialmente para volver a Él,
 para cambiar,
para hacer teshuváh/ de “shúv”, volver.
 Las festividades que se avecinan: Ióm Teruáh
(el día del sonido largo del Shofár),
Ióm ha Kipurím (Día de los sacrificios expiatorios—en lugar de nosotros)
 y Sukót (Cabañas),
 son el largo culminar de las tres grandes fiestas anuales
 que conducen al mismo lugar:
 a la Presencia Kedusháh/Santificada de ADONÁI nuestro Elohím.
Después de estas fiestas,
y después de haber hecho lo que Elohím nos pide,
 podemos realmente esperar el fruto de esta obediencia.
¿Cuál es este fruto?
Está relacionado con las diferentes áreas de nuestra vida:
 nuestra relación con Elohím,
 nuestro corazón, nuestras actitudes, sentimientos y pensamientos,
voluntad hacia nuestra familia, empleo, la relación con los demás,
 con los miembros de la sinagoga, etc.
Nuestra relación personal con Elohím
Elohím nos pide que pidamos perdón
y que nos arrepintamos de nuestra pobre relación con El
 en estos “Iomím ha Noraím” (“días terribles”).
 Debemos recapitular cuál ha sido nuestra relación PERSONAL con El
y dónde hemos fallado en esta área.
 Podemos, por ejemplo,
haber planeado hacer mucho para mejorar esta relación,
pero haber perdido el tiempo, sin fruto visible.
 No debemos perder de vista que el motivo PRINCIPAL
de nuestra vida
es “conocerme/ladáat Otí y entenderme”
(Irmiáhu 9:27).
 Somos, en cierta manera sublime, como un cohete espacial carnal,
 con una cápsula interior espiritual,
 que es enviado al espacio para llegar a cierto planeta a millones de años luz:
cuando llega, ya cumplió su misión,
ya puede descansar en el suelo del planeta con tranquilidad,
porque su misión tuvo total éxito.
 Así somos nosotros. Elohím nos ha enviado en una misión:
 a través de las peripecias de nuestra corta vida,
de los zigzags de nuestra vida llena de sucesos,
de personas y de tragedias,
 conocer a Aquél que nos envió a este planeta.
 Si hacemos esto, hemos tenido un éxito total.
 Si no, todo lo que hemos realizado aquí es “jével”,
cuya mejor traducción es “el vapor que sube de un cadáver en descomposición”,
como lo tradujo el rey Shlómo en su famoso libro
 “Shír ha Shirím/Canto de Cantos”.

Nuestro corazón
La otra área fundamental en nuestra vida es nuestro corazón.
 ¿Cómo está nuestro corazón, respecto a Elohím,
a nosotros mismos, a nuestros familiares cercanos
 (padres, cónyuge, hijos, parientes cercanos),
 a los miembros de nuestra sinagoga mesiánica,
 al país donde vivimos, al mundo exterior?
 Esta es una época de teshuváh también en cuanto a un corazón sanado de todo rechazo, odio, falta de perdón, dureza, indiferencia hacia cada uno de los mencionados
y de aquellos que Elohím trae a nuestro camino,
como los mendigos y las personas que necesitan conocer a Elohím.
Algunos de nosotros tenemos algunos de estos problemas
 de nuestro corazón psíquico que hemos nombrado y no nos hemos sanado. 
Este es el momento de hacerlo.
 Así como hay un momento para plantar semillas en el año,
hay un momento para arrancar estos “yuyos”
 (hierbas salvajes)
psíquicas del terreno de nuestra alma,
 hierbas salvajes que están ocupando el lugar que tendrían que ocupar sentimientos positivos y venidos del Rúaj y de vivir en el Rúaj,
 como los mencionados en Gál. 5:22: “Pero el fruto del Rúaj es ahaváh
(Heb.)/Amor sacrificial,
 óshev (Heb.) gozo, shalóm (Heb.) paz (después de la guerra victoriosa),
 aguante, amabilidad, bondad, emunáh/(Heb.) fe (en la Verdad de Elohím),
 suavidad, control de uno mismo, contra tales no hay Toráh”
 (Lo que muestra que contra las cosas nombradas en el 5:19 sí hay Toráh.)
 Nuestro corazón es un jardín, donde, como en todo jardín,

puede haber hierbas salvajes o hermosas flores,

producto de un cuidadoso, largo y doloroso cultivo,
 los nueve frutos del Rúaj mencionados arriba,
 nuestra verdadera meta psíquica y espiritual.
Nuestros pensamientos,
actitudes y sentimientos
Nuestros pensamientos son lo primero que debemos vigilar,
 ya que es en la mente donde se crean los más grandes pecados,
que luego se ejecutan con las manos (lo que hacemos)
o con los pies, (donde vamos).
 Nuestra mente es otro jardín,
 donde podemos dejar crecer hierbas muy salvajes,
 o hermosos frutos,
pensamientos hermosos y espirituales que nos acerquen a Elohím
y a nuestros semejantes.
 De estos pensamientos saldrán nuestras actitudes hacia Elohím
y los demás y nuestros sentimientos, que están en cierta manera controlados
y dirigidos por aquellos.
Cada uno de nosotros tenemos una cierta “configuración”,
una cierta agrupación de pensamientos, sentimientos y actitudes.
 Algunas de estas configuraciones son casi enteramente saludables,
 como cuando no tenemos ningún rasgo negativo
 (algo realmente poco posible),
 o una mezcla de ambos, que es la configuración promedio,
 la normal.
Los diez días entre Ióm Teruáh e Ióm Ha Kipurím
son los ideales para revisar,
 hacer una introspección detallada con la ayuda del Rúaj  ha Kódesh,
 de nuestra particular configuración,
 de modo que sacar lo que a Elohím le molesta de nuestra conducta
y configuración, y comenzar a plantar aquel fruto que ya estemos listos para plantar,
 ya sea una pequeña semilla de ahaváh
(amor sacrificial de ADONÁI),
o por lo menos amabilidad,
que es una actitud de buena predisposición,
de aceptación y de perdón hacia los rasgos negativos de los que nos rodean,
y que normalmente no aguantaríamos
y de hecho no aguantamos en los demás—
con nosotros somos muchísimo más tolerantes. 
La cobertura de pecados/kaparáh y la purificación/taharáh
Existen dos conceptos claves en estos días noraím/terribles,
 aparte del concepto que ya mencionamos,
la teshuváh,
que los abarca a los dos.
El primer concepto es la “kaparáh”
que es el animal sacrificado en este día por el Kóhen ha Gadól en el Templo
de Irushaláim, y que muere POR y EN LUGAR DE nosotros,
del pueblo de Israel.
 Después de la primera venida de Ieshúa,
 Él es el Kóhen ha Gadól como dice Ivriím/Hebreos 9:25-28
 y El es también la kaparáh ofrecida en Pésaj/Pascua,
 cuya sangre nos absuelve de pecado en esta festividad designada/moéd.
 Todos los judíos mesiánicos que estamos tratando de cumplir los moadím/festividades,

sólo “tratamos”, muchas veces sin ningún éxito.

Estos pecados de NO cumplir adecuadamente los moadím,
 son los que deben ser cubiertos con la Sangre de Ieshúa,
 Quien es nuestra kaparáh y que, gracias a esa cobertura,
 nos absuelve de pecados—
pero no de cumplir la Toráh
ni de decidirnos de una vez por todas a estar “libres de la ley”
como se enseña en el cristianismo
 y en muchas sinagogas mesiánicas.
(La definición misma de pecado es:
 “porque pecado es no cumplir la Toráh”,
 según 1ª Iojanán 3:4.).
 Este es el propósito del Ióm ha Kipurím,
 el de cubrirnos con la Sangre de Ieshúa para los judíos por fe mesiánicos. 
Pero, ¿qué sucede si pecamos de nuevo y de nuevo,
sencillamente, como es el caso de las adicciones,
 porque no podemos dejar de hacerlo,
o porque no podemos una vez o dos evitarlo o porque nuestra configuración mental
 o emocional nos impulsa o nos atrae a hacerlo de nuevo?
Para eso está en el judaísmo,
el segundo concepto clave,
 que es el de la taharáh,
la purificación.
  Mientras la kaparáh viene de Elohím,
de afuera de nuestro ser,
 la taharáh viene de adentro,
de modificar la configuración de nuestra mente,
alma y pensamientos,
de limpiar el jardín de nuestra alma
de aquellas hierbas salvajes que están introduciendo pecado y error
a nuestra alma/mente.
La teshuváh implica una continua, periódica,
 por lo menos semanal taharáh/purificación.
 Con mucha facilidad muchos salen al gimnasio
a poner más músculo en sus cuerpos, pero,
 ¡con qué poca frecuencia vamos a sudar nuestros pecados
y pensamientos e inclinaciones pecaminosas para lograr la taharáh!
Deberíamos abrir un récord/jeshbón ha néfesh con nuestros pensamientos,
actitudes, configuraciones negativas e inclinaciones negativas
y llevarlas en cuenta cada shabát,
el día ideal para hacer un examen de este tipo,
 apuntando por qué y cuándo surgió en nuestra vida
 esta o aquella inclinación al mal
y qué podemos orar
 y pedir o hacer para evitar caer en lo mismo la próxima vez.

¡UN FELIZ SHABÁT SHALÓM!