02 agosto, 2011

Parasháh DVARÍM/ASUNTOS
Lectura de la Toráh: Dvarím/Asuntos/"Dt."1:1-3:22
Lectura de la Haftaráh: Ieshaiáhu 1:1-27
6 DEL MES QUINTO DEL 5772
6 DEL MES DE AGOSTO DE 2011
Por
Julio Dam

COMENTARIO DE LA PARASHÁH
 DVARÍM/ASUNTOS 
“APRENDIENDO A VIVIR EN ARMONÍA” 

En esta parasháh, comenzamos el último libro del ”Pentateuco”/Júmash.
 Los cinco libros del Júmash forman una armonía:
son un avance, a partir de los Patriarcas (Avrahám, Itzják y Iaakóv)
 hacia la formación de un pueblo primero,
luego de una nación
y en el libro de Dvarím, que esta semana comienza su comentario,
de una nación UNIDA con Elohím y entre sí,
por lo que el tema del libro entero es esa armonía con Elohím
pero también con nuestros compañeros/reaím.
          ¿Qué es nuestra vida?
¿Para qué nacimos?
Estas son preguntas básicas (“ontológicas”),
que nos dan la clave de muchas de nuestras inquietudes
y cuestionamientos, para los cuales la mayoría de nosotros
jamás encontramos respuestas.
       Pero la respuesta básica, fundamental para estas dos preguntas es:
 PARA UNIRNOS CON EL ÚNICO,
VERDADERO ELOHÍM
A TRAVÉS DE SU MASHÍAJ IESHÚA BEN IÓSEF
(ya que “dioses” hay millones)
y a través de Él, llegar a ser judíos por fe
 y ser injertados en el árbol judío de Ro. 11:17.
Y para los más ambiciosos, PARA REINAR CON IESHÚA BEN DAVID,
EN EL MILENIO, QUE YA ESTÁ MUY CERCA.
      Hay otras dos Armonías principales:
la armonía con nuestro cónyuge y familia;
y la armonía con los hermanos de nuestra sinagoga mesiánica.
      ¿Qué es ese “sentido de la vida” de que todos hablan
aunque sea a veces, pero no entendemos?
Es encontrar esta armonía, que Elohím hizo a propósito para que la ansiemos,
por medio de encontrar y cumplir nuestro propósito en la vida,
que está íntimamente ligado con el Conocerlo.
 Muchos de nuestros lectores están destinados a cumplirlos,
sólo que quizás, nadie les ha enseñado antes esto.
     Hay dos tipos de error en el tema de la Armonía:
una es confundirla con la igualdad
y la otra es confundirla con la unión.
No hay igualdad en la Tierra, ni la habrá,
ya que Elohím creó (y Él solo tiene esa facultad)
 un Universo inmensamente diverso,
donde una planta está hecha de raíz, tallo, ramas, hojas,
y cada una de estas partes está hecha de minúsculas partes,
 todas diferentes las unas de las otras,
sin igualdad alguna entre ellas.
Nosotros estamos hechos de millones de partes,
cada una diferente de la otra y no hay un solo ser humano que sea igual a otro.
 La armonía de que Elohím nos habla en la Toráh es EN LA DIVERSIDAD, no en la igualdad.
    Y el segundo error común es confundir la armonía con la unión. Nos unimos con alguien por un tiempo, hasta que ese alguien diga algo que no nos gusta, o viceversa, y allí se acabó la tan ansiada unión. Mas la armonía entre nosotros y Elohím o la armonía entre nosotros y nuestro cónyuge va más allá de una simple unión simplista o superficial. Aquellos de nosotros que hemos tenido la enorme bendición de encontrar a nuestra “bashérte/r” (el cónyuge que Elohím ya tenía preparado/a para nosotros desde antes de la fundación del Universo), sabemos de qué estoy hablando. Esta unión matrimonial es sólo un símbolo visible de esa armonía invisible pero más real aún que la primera, la física, y es la armonía con el Creador, quien nos Ama entrañablemente, y con un amor que no podemos siquiera entender ni imaginarnos, un amor incondicional y sacrificial.
       La armonía, en cambio, es un proceso, lento pero seguro, hecho con sabiduría/jajmáh de lo Alto, para nuestro bien y para nuestro futuro eterno. Primero debemos COMPRENDER este proceso; luego debemos HABLAR de este proceso, para entenderlo mejor y comunicarlo a los demás, y por último, debemos LLEGAR A LOGRAR esta armonía con Elohím, que es el fin de toda nuestra vida terrena. El que logra esto, tiene lo que yo llamo “inteligencia espiritual”—ya que hay otros siete tipos de inteligencias, pero ninguno de estos tipos incluye nada espiritual. Hay personas que son verdaderos genios en las cosas físicas, como las ciencias o la psicología, o el llevarse bien con los demás, pero totalmente ciegos y tontos en las espirituales.
      Esta “inteligencia espiritual” nos permite ir más allá de la apariencia de las cosas y penetrar, cada vez más, en su esencia, hasta llegar al fondo mismo de cada cosa, problema, persona o situación y entenderla totalmente (en shalém=completación).
       ADONÁI creó el Universo a partir de lo mental, que es El mismo y fue abriéndose, primero a lo espiritual (que es, y por medio de, Su Aliento Santo/Rúaj ha Kódesh), Su hablar y luego a lo físico, que es el Único Universo que vemos y conocemos (una parte infinitesimal). Nosotros debemos aprender el camino inverso y eso es “inteligencia espiritual” o sabiduría/jajmáh espiritual.
     A un Rébe no mesiánico le preguntaron qué es la vida y él contestó: “La vida es como una fuente de agua”. Inmediatamente, uno de sus discípulos jóvenes/naarím le preguntó: “¿Y por qué es como una fuente de agua?”. Y el Rébe no mesiánico contestó: “¡Zol záin, nú! (¡Y bueno, qué tanto!), ¡NO ES COMO UNA FUENTE DE AGUA!” La comprensión de este profundo y revelador chiste está íntimamente ligada a la inteligencia espiritual, a la cual llegamos de a poco, como decíamos, y no de la noche a la mañana.
OBSTÁCULOS PARA LOGRAR LA ARMONÍA
   Existen varios obstáculos para lograr la Armonía. El primero es, como ya mencionamos, el querer lograr la “unión”—a costa de la Verdad de Elohím. Esto NO debemos permitirlo, aunque nos han educado para admitir la unión y para que no nos importe mucho la Verdad. (¿Qué valor en el mercado tiene la Verdad? ¿Diez centavos? En cambio, ¡QUÉ ENORME VALOR TIENE LA UNION! Y si no lo creemos así, veamos la cantidad de “asociaciones” de esto y de aquello que existen en el ámbito religioso o en cualquier ámbito, en realidad.) El decir: “Yo soy socio de tal o cual asociación o unión” nos da una sensación de orgullo que la Verdad ni se acerca a darnos. (Quién se va a dar cuenta que tenemos la Verdad? ¿A quién le importa, por otro lado?)
     El segundo factor es que cada uno parte de diferentes objetivos y perspectivas. Algunos encuentran en toda religión (y el judaísmo mesiánico renovado, vamos a decirlo bien y claro, NO es una religión más, es una relación íntima con ADONÁI a través de Ieshúa), algo por lo cual vivir, una razón muy buena y muy satisfactoria, ni hablar de la cantidad de amigos que se hace uno en una iglesia o sinagoga o sinagoga mesiánica. Si partimos de la base que se ganan muchos amigos valiosos en estos lugares, el punto de partida es totalmente diferente del que está allí (en una iglesia, sinagoga o sinagoga mesiánica) no por la cantidad de amigos que pueda lograr tener, sino por conocer más a Elohím.
El resultado de estas dos perspectivas extremas, es que jamás van a estar de acuerdo en nada, a menos que sea lo menos importante de todo; pero no pueden estar de acuerdo en lo fundamental, porque partieron de propósitos totalmente opuestos. Esto es lo que sucede, para dar un ejemplo, entre los cristianos y los judíos mesiánicos. Los primeros han adquirido una serie de doctrinas, conceptos y vocabulario que son demostrablemente errados. Sin embargo, ¿quién es capaz de convencerlos que están errados? Ni el más famoso o hábil abogado defensor puede convencerlos de nada—porque si ceden en UN PUNTO, van a comenzar a ceder en todos, y al final, ¡se van a convertir en judíos mesiánicos por fe, como los que nos están leyendo!          
       El resultado de esta ceguera voluntaria es: ¡desunión hasta la muerte! (y esto de “hasta la muerte” no es tan metafórico como suena). El tener un propósito escondido, o no declarado, no indica que lo que dice el Tanáj (que incluye para nosotros, el Pacto Renovado) es tan difícil de entender. Sólo indica que hay un “paquete” de creencias y de propósitos a priori que tienen que defender—a muerte. Por ejemplo, si alguien cree que el Tanáj no está en contra del homosexualismo, lo va a discutir hasta agotarse y agotar a los demás, no importa el hecho que Romanos claramente habla en contra de ese pecado. Cuando Martin Luther le agregó “una pequeña palabrita” a la palabra solitaria, “fe” y quedó “sola fe/Sola Fides”, no pareció gran cosa al principio, ¡pero ésta sola palabra agregada por él cambió la historia del Cristianismo para siempre y hoy en día no hay nadie que se atreva a discutírsela ni a revelar que fue un agregado suyo! La Iglesia Católica cree que hay que hacer buenas obras para ser salvo, pero por delicadeza no lo insiste ahora, para no enojarse con los Protestantes y los Evangélicos y hasta una parte del Judaísmo Mesiánico, que se han tragado esa falsificación sin problemas.
     El tercer obstáculo para la armonía es el deseo de algunos líderes de sobresalir o de seguir creyendo en lo que creen, no importa si el Tanáj (incluyendo el P.R.) está a favor o en contra de sus doctrinas. Esto no es algo general, pero es bastante común. La mayoría de las divisiones surgen de este afán por sobresalir, por encima de las exhortaciones del Rav Shául de “piensen todos una misma cosa” y muchas otras parecidas, que parecen no tener valor alguno. Aparte de los líderes entre sí, hay un problema mucho más grave, que es que los miembros de las congregaciones creen que pueden avanzar sus ideas en público, sin consultar y sin ponerse bajo la autoridad que tiene, ya sea pastor o Rébe mesiánico, algo MUY equivocado y muy en contra de la manera en que Elohím conduce las cosas: EN UN TOTAL ORDEN.
CÓMO LOGRAR LA ARMONÍA
    Shául nos exhorta, como dijimos, a la armonía y provee cinco herramientas emocionales y volitivas para hacerlo.
1.      HUMILDAD. Para el mundo la humildad es sinónimo de cobardía. Para Elohím es sinónimo de orden y de disposición a crecer y a obedecer. La persona que no es capaz de ser humilde frente a su líder/Rébe mesiánico/pastor, no puede hacer ningún cambio, ni crecimiento, ni tiene futuro alguno con Elohím. Hay personas que se les dice la menor observación, y estoy diciendo ¡MENOR! y se ofenden y se van para no volver más. En cambio, en sus empleos, son humillados todos los días, quizás, y no dicen ni “mú”. ¿Qué nos dice esto sobre sus prioridades? Sin embargo, Elohím nos quiere sumisos, especialmente delante de Él y de las autoridades que El dejó a cargo de Sus ovejas.
2.      AGUANTE. Esta palabra está desapareciendo de la vida diaria. ¡NADIE tiene aguante para nada! La gente anda histérica todo el día, por nada. Debemos pedir y obtener de Elohím aguante para todo: para las personas tóxicas, para las situaciones tóxicas, para todo aquello que nos molesta y que no podemos remediar. Un hijo de Elohím no toma venganza, sino que AGUANTA el mal que recibe y perdona y bendice a los que lo insultan, ofenden o roban o hablan mal de él/ella.
3.      PAZ INTERIOR/SHALÓM PNIMÍH. Le voy a hacer una pregunta para que usted se la conteste a sí mismo/a: “¿Cuándo vamos o vemos a alguien, plantamos shalóm en esa persona? ¿Damos shalóm a quienes nos rodean? ¿Somos personas que tenemos el shalóm como hábito? La paz interior/shalóm pnimíh es fundamental para nuestra vida y la de nuestra familia y hermanos en la sinagoga mesiánica y compañeros de trabajo. El shalóm pnimíh implica salud en nuestras tres dimensiones: espíritu, alma y cuerpo. La salud no es más que un equilibrio entre las fuerzas exteriores contra las fuerzas interiores nuestras. Para dar un ejemplo fácil de entender: si los microbios de afuera (que está constantemente lleno el ambiente, cualquiera que sea) consiguen entrar en su cuerpo, es porque su cuerpo (su dimensión física) no está sana. Así mismo es con nuestros sentimientos: cuando los “microbios” mentales de afuera nos invaden, es porque nuestro cuerpo mental (1ª Cor. 15:44) no está sano y se deja infectar. Debemos orar para que nuestros pensamientos, sentimientos y recuerdos (PSR) sean limpiados todos los días por el Rúaj/Viento Santo/ha Kódesh de Elohím. La falta de shalóm pnimíh (muy pocos disfrutamos de él, hay que aclarar esto) implica enfermedad, conflictos internos, heridas no sanadas; guerra interior, en nuestros sentimientos o pensamientos, actitudes o personas específicas. El shalóm pnimíh es un sentimiento de tranquilidad interior, de confianza dentro nuestro, sin ansiedades, ni preocupaciones extremas, sino la seguridad interior de que somos capaces de enfrentar todo lo que nos suceda, no importa lo difícil o pesado que sea, porque sabemos y CREEMOS en nuestro interior que Elohím está dentro nuestro y a nuestro costado derecho para darnos ese shalóm pnímíh y para darnos seguridad y compañía.
4.      TOLERANCIA. Un factor adicional para lograr la armonía—imprescindible, es la tolerancia, ante las faltas de los demás. NADIE es perfecto, no importa lo que uno crea o quiera. NO hay NADIE perfecto, excepto Ieshúa, que es Elohím mismo. Todos los demás somos simples mortales, cada uno con defectos e imperfecciones, más o menos graves, más o menos tolerables, de acuerdo a la opinión de cada persona. Cada uno de nosotros tolera algunas cosas en los demás pero no otras y no todos toleramos lo mismo. Lo que para algunos es intolerable, para otros es una tontería por la que no vale la pena ponerse nerviosos, pero esa es la diferencia entre cada uno y debemos entender esas diferencias y aprender, por medio de la oración, a tolerarnos los unos a los otros.
5.      AMOR AHAVÁH. Un último factor, imprescindible, es el amor ahaváh. Ya hemos hablado bastante sobre él, de modo que no nos extenderemos mucho en él. Sólo diremos que no es un amor humano, condicional, sino que es un amor Divino, que debemos pedir y lo obtendremos, mientras persistamos en pedir y en querer tenerlo, porque no es fácil amar a aquellos que nos odian; no es fácil amar a aquellos que hacen nuestra vida imposible, mas es lo que Elohím desea y espera de nosotros. ¿Es que lograremos algún día la tan ansiada armonía? Depende de mí y de usted, y de nadie más.

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