02 julio, 2011

 JUKÁT/ESTATUTO

Lectura de la Toráh: Ba Midbár/En el desierto 
"Núm."19:1-22:1Lectura de la Haftaráh:
 Jueces 11:1-3328
DEL MES TERCERO DEL 5772/2 DEL MES DE JULIO DE 2011

Por Julio Dam Rébe Mesiánico

COMENTARIO DE LA PARASHÁH

      “BUSCANDO LA PURIFICACIÓN”         

  En la parasháh de esta semana,
se toca el tema de la purificación.
 ¿Qué es ser puro, a los ojos de Elohím?
La pureza, se puede decir que es igual a la santidad/kedusháh.
 ¿Y qué es la kedusháh? Es la ausencia de impurezas en nosotros.   

 Dice en el libro de Hebreos/Ivriím 12:14:
 “Hagan todo esfuerzo para vivir en shalóm con todos los hombres
 y (para) ser santos/kadoshím.
 Porque sin santidad/kedusháh,
 nadie verá a ADONÁI”.
Este versículo es más serio de lo que pensábamos,
ya que aquí se ve bien claro que la santidad no es una opción nuestra:
 “si puedo, y si tengo ganas, voy a serlo”.
DEBEMOS comenzar (por lo menos) a caminar en el camino de la kedusháh,
 no si tenemos ganas, no si podemos, sino sí o sí, porque
 “sin kedusháh, nadie verá a ADONÁI”.

EL ESPÍRITU DE TEMOR A ADONÁI/RÚAJ IR´ÁT ADONÁI

       Además, es imprescindible, si es que queremos ser útiles a Elohím,
 el buscar la purificación, la cual traerá automáticamente la santidad/kedusháh.
 Dice en 1ª P. 1:17: “Vivan sus vidas aquí (en este mundo) como extranjeros, en temor (de los Cielos)”. Ese “temor (de los Cielos)” es el Rúaj Ir´át ADONÁI” de que nos habla Ishaiáhuh 11:2. Sin este temor, que no es, como algunos comentaristas enseñan, “reverencia” ni “honor” sino PAVOR, verdadero TEMOR hacia un Elohím que castiga a los desobedientes (recordemos a Kóraj), no vamos a ir muy lejos en nuestro caminar espiritual. Podemos acuñar un dicho: “El camino al fracaso espiritual está pavimentado con buenas intenciones”. Con esto, quiero decir que no es suficiente el tener buenas intenciones, sino que debemos fundamentarlas, cimentarlas en el Rúaj Ir´át ADONÁI, el cual debemos pedirlo y lo recibiremos. Es el mejor antídoto contra el pecado que existe en el Universo. Las buenas intenciones no bastan, ya que somos sólo carne; esta carne se “vacuna” contra el pecado cuando tenemos ese Espíritu de Elohím que nos dá el temor que necesitamos para no pecar.

LA PERSISTENCIA 
     No hay NADA importante que no se haga sin una gran dosis de persistencia.
 La historia está repleta de historias de grandes hombres y todos ellos fueron enormemente persistentes. Thomas Alva Edison, de quien hemos hablado en parashót pasadas, inventó el fonógrafo, que hoy se convirtió en la grabadora y en el CD.
 Pero tenía un problema: su fonógrafo no podía pronunciar el sonido “sh”. Edison tuvo que trabajar sin pausa durante DOS AÑOS para corregir el defecto.

 ¿Quién de nosotros aguantaría todo ese tiempo para un “pequeño” defecto en lo que estamos trabajando? La persistencia es lo que hace que muchísimos se queden atrás, aun en los asuntos de Elohím, por falta de persistencia, de aguante. La mayoría de nosotros, a la menor dificultad, “tiramos la toalla” porque no tenemos ese ingrediente fundamental del éxito en cualquier tipo de emprendimiento: la persistencia. Si pensamos en lo que pasó Avrahám en su caminar con Elohím, todo lo que le sucedió y todo lo que tuvo que aguantar, podemos COMENZAR a entender el valor de la persistencia. Y lo mismo sucedió con Itzják y con Iaakóv. Especialmente este último, no tuvo una vida nada fácil, sino tremendamente plagada de dificultades. Y sin embargo, nuestros patriarcas sobrevivieron y persistieron y así fundaron la única religión verdadera del mundo, con el Elohím verdadero a la cabeza. (El Judaísmo Mesiánico es una continuación espiritual, una nueva fase del Judaísmo Escritural de nuestros patriarcas, no una nueva religión.) Hablando de éste último, aquí tenemos otro ejemplo muy cercano a nosotros: es MUY difícil CONTINUAR siendo un judío mesiánico: tenemos en contra a todo el mundo y de todas las religiones, aun de aquellas en que estábamos antes, ahora nos ven como sus enemigos. Sin embargo,
es sólo a través de la persistencia que vamos a vencer a todo y a todos,
 no de otro modo.  
    PURIFICANDO NUESTRA ALMA  
       Ya hemos visto algunas de las cosas que necesitamos para purificarnos,
 como la persistencia y el Espíritu de Temor de ADONÁI/Rúaj Ir´át ADONÁI.
Pero, ¿qué es exactamente lo que necesita ser purificado?
 Según 1ª Ts. 5:23 tenemos tres partes (y no dos, como otras religiones enseñan):
 “espíritu, alma y cuerpo”.  

    Nuestra alma, a su vez está formada por varias partes que trabajan a veces en conjunto, a veces separadas: nuestros pensamientos, razonamientos, sentimientos, etc. etc. Nuestra alma es el campo de batalla principal contra la cual recibimos los ataques de ha satán, junto con el cuerpo, ya que no puede atacar nuestro espíritu/rúaj, porque está habitado por el Rúaj ha Kódesh de Elohím. Sólo en el último siglo se ha comenzado el estudio científico de la mente, especialmente del inconsciente, por parte de Freud y Lacan. Sus estudios y los de sus seguidores sólo nos muestran un atisbo de la profundidad y el enorme alcance e importancia de nuestra alma para nuestra supervivencia espiritual, sino para ha satán, quien a través de sus ataques en esta área nuestra, puede socavar todo el esfuerzo que hemos colocado en tratar de seguir a Elohím por medio de un enorme número de estratagemas. Es claro que Elohím no se queda atrás, y nos da las armas espirituales para combatir estos ataques, mas este tema es visto con bastante recelo en el mesianismo o quizás lo consideran poco importante y el resultado es que se le presta mucho menos atención de la debida.       Nuestra alma es atacada en varios períodos principales, como nuestra herencia, en la que juegan un papel fundamental nuestros antepasados, quienes depositan en nosotros ya sea (1) una buena herencia mental, emocional y espiritual (con las bendiciones de Elohím, invisibles pero presentes), una (2) regular o una (3) francamente mala (donde entra a jugar la vasta área de las maldiciones generacionales), que son muy difíciles de vencer.         Aparte de la herencia, está nuestra niñez y educación familiar y social, es decir, las enseñanzas, tanto conscientes como inconscientes que hemos recibido desde bebés, verbales como no verbales; visuales como auditivas y todo el conjunto de ideas, puntos de vista, valores, visión del mundo que nuestros padres y familiares cercanos nos inculcaron, muchas veces sin saberlo ni notarlo. Cada una de estas variantes nos marcan en nuestra vida hasta un punto insospechado por nosotros, aun desde la infancia, sin que nos demos cuenta, o podamos hacer algo al respecto.        El último período importante para un judío mesiánico es aquel que sobreviene después de aceptar al Mashíaj Ieshúa como Mashíaj y como Dimensión de Elohím. A partir de ese momento los ataques se hacen mucho más fuertes. Esto es debido a que, antes de conocerlos, ya éramos, sin saberlo, sirvientes involuntarios de ha satán, al propagar las ideas del mundo y habiéndolas adoptado como nuestras; mas ahora somos sirvientes del Elohím Viviente, y por lo tanto, sus enemigos mortales. Es por eso que los ataques son mucho más fuertes para los creyentes que para los no creyentes, y mucho más fuertes para los judíos mesiánicos que para los demás creyentes, ya que estamos más cerca de Elohím en Su Verdad. Esto no es del agrado de ha satán, ya que no desea para nada que propaguemos cosas fundamentales como es, en el campo espiritual y para dar un solo ejemplo, el Nombre Verdadero de nuestro Señor, que es “Ieshúa” y que tiene un Poder en el mundo espiritual que otro nombre no tiene.       La purificación, entonces, debe ser hecha, no sólo de las diferentes áreas de nuestra alma, sino de las tres etapas mencionadas por las cuales nuestra alma pasó y le quedaron heridas o herencias o conceptos que no son de Elohím, aun cuando nosotros no nos damos cuenta de la enorme influencia que ejercen en nuestro crecimiento espiritual. Para una tarea continua y práctica, recomendamos usar un cuaderno, donde ir apuntando estas áreas y las cosas que el Rúaj nos revela que tenemos y que debemos sacar de ellas. Para dar un solo ejemplo de muchos posibles, podemos tener una herencia generacional en cierta área, que se ha transmitido durante siglos y que no teníamos ni idea que la teníamos, ya que no somos psicólogos profesionales y sólo creíamos que era un problema nuestro, mientras que (en este ejemplo ficticio) viene arrastrándose desde muchas generaciones atrás en nuestra familia.       En segundo lugar, tenemos nuestro cuerpo, que también está sujeto a todo lo que hemos dicho del alma. Debemos orar, pidiendo a Elohím en el Nombre de Ieshúa que nos revele aquellas cosas de las cuales debemos purificarnos. También recomendamos apuntar en el mismo cuarderno, cualquier herencia corporal que podamos haber heredado, como enfermedades específicas o como tendencias específicas y pedir a Elohím que anule estas tendencias o herencias negativas en nosotros, nuestros hijos y nietos. Esta míkveh no sólo puede ser física: recomendamos también una míkveh mental: pedir en oración que Elohím nos haga una míkveh de todos aquellos pensamientos y sentimientos negativos, y lavarlos con Su agua de vida/máim jaím y lo mismo para nuestro espíritu.      Esta labor no es de la noche a la mañana,
ni es algo que se puede decir:
“terminé”.
 Es algo de por vida, pero que va a dar mucho fruto,
 el principal, nuestra meta:
 la santificación/kedusháh de nuestro espíritu, alma y cuerpo.

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  1. JUKÁT/ESTATUTO


    Lectura de la Toráh:
    Ba Midbár/En el desierto
    "Núm."19:1-22:1Lectura de la Haftaráh:
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