11 enero, 2012



                            
PARASHÁH 
No. 13
 SHEMÓT/NOMBRES
Lectura de la Toráh:
 Shemót/Nombres/”Ex.” 1:6-6:1
Haftaráh: Ieshaiáhu 27:6:28:13
19 DEL MES DÉCIMO DEL 5772/
14 DEL MES DE ENERO DEL 2012
Por 
Julio Dam
Rébe Mesiánico 

“¿PERSONALIDAD
O CARÁCTER MORAL?” 


        Vivimos en un mundo donde cunde la cultura de la personalidad, 
en vez de que se le de valor
al carácter moral y ético 
de las personas.
 La palabra
 “personalidad”
 viene del Latín “persona” que significa,
 entre varios otros significados, “máscara”,
 ya que los actores 
en las tragedias griegas se colocaban máscaras, 
que representaban sus personajes. 
Asimismo, en esta tragedia griega
 que es el mundo moderno, 
también usamos máscaras 
para simular lo que no somos,
 muchas veces. 

La economía de mercado dicta el tipo de cultura que prima,
 y esta dicta lo que debemos hacer, 
que es sobresalir, 
llevarnos bien con los demás, 
tener una buena “personalidad,”
 es decir, una buena máscara.

 Nuestra personalidad es lo importante para el mundo 
y para nosotros, 
no adquirir un carácter moral y ético
 de acuerdo a lo que Elohím desea de nosotros.

 Nuestra personalidad no es más que un rol de actuación
 que tratamos de cumplir, 
para tener éxito en la vida,
 en nuestro trabajo y hasta en nuestras relaciones interpersonales.
 Una “mejor personalidad” significa,
 en la práctica, un mejor rol en el teatro de la vida moderna.
 Entonces, la personalidad es el conjunto de roles cambiantes,
 de identidades diferentes
 que asumimos en nuestra vida diaria
 para satisfacer los deseos de los demás, 

para “quedar bien.”

 Mientras que el carácter moral y ético 
es lo que SOMOS interiormente,
 nuestro yo,
 que a veces, teme surgir, porque no está “de moda.”
 Cada cultura y hasta cada país dentro de una misma cultura, 
tiene personalidades “estrellas” 
que desea que todos exhibamos y,
 como ovejitas del mundo que somos, 
tratamos de  cumplir con las exigencias de nuestra particular cultura. 

Para dar un ejemplo, 
hay culturas dentro de Latinoamérica
 donde la sonrisa no es bien vista en los hombres,
 sino el rostro “macho,” duro,
 preferentemente con un bigote. 
ESO es “personalidad”—para ESA cultura, 
pero no para otra.

 Todo esto forma parte del dilema de nuestro tiempo,
 que Moshéh, en cierta manera, simboliza.
 Si estudiamos el libro de Shemót,
 veremos emerger un CARÁCTER,
 como Elohím desea: 
sumiso, 
supremamente humilde, 
no dado a hacerse notar, 
muy fiel, 
muy obediente a Elohím, 
algo inseguro 
(frente a lo que Elohím espera de él);
 en fin, un carácter moral y ético 
como el que El desea que todos nosotros tengamos,
 especialmente los que fuimos llamados a ser líderes,
 de una u otra forma
 (el ser padre ya es ser líder, quizás la forma más difícil de serlo). Elohím no desea máscaras/personalidades:
 desea desarrollo de carácter
 de acuerdo a Su Toráh. 

Los que han desarrollado su carácter,
 no necesitan tener una personalidad para mostrar.


 Muestran lo que verdaderamente son 
y su interior (su carácter)
 se vuelve la personalidad proyectada,
 lo que se ve externamente.
¿Qué es la palabra “carácter”? 
Viene del francés antiguo, caractére,
 que se puede traducir como
 “grabado en la piedra”
—como los Diez Mandamientos/Asaráh Mitzvót! 
De modo que podemos definir el carácter 
como un grabado de Elohím en la piedra de nuestro corazón, 
una inscripción. 
Para Elohím y por lo tanto, 
para la cultura judía escritural, 
ese grabado es nuestro destino mediato.

Es por eso, por ejemplo, que, a Iaakóv
 (que quiere decir “suplantador”,)
 Elohím le cambió el nombre a 
“Israel”
 (luchó con Elohím y venció). 
Para Elohím, toda nuestra vida con Él 
es un continuo crecimiento de nuestro carácter, 
marcado exteriormente, como en una pizarra espiritual, 
por un cambio de nombre, que El nos da,
 a algunos, 
se los hace saber
 y con eso podemos entender no sólo que hemos cambiado, 
que hemos “pasado el exámen” de este semestre, 
sino que comienza otra etapa para nuestra vida, 
con un nuevo nombre, 
que siempre tiene un significado para esa etapa.

¿Qué podemos aprender del carácter de Moshéh, 
que nos pueda servir para servirle a El?
 Una de las analogías más comunes en la Toráh
 es el ser pastor de ovejas, 
como símbolo de líder. 
Un pastor de ovejas está más preocupado
 por sus ovejas que por sí mismo. 

La Tehiláh 23 nos habla de que el Pastor
 “nos lleva a aguas tranquilas por amor a Su Nombre”. 

Un pastor de ovejas, 
como lo fue Moshéh,
 cuidando las ovejas de su suegro, Itró, 
sabe lo que es el sacrificarse por ellas, 
el perder el sueño por una ovejita 
que se está perdiendo en el desierto de la vida. 

Un pastor de ovejas espirituales, por otro lado, 
debe ser designado por 
Elohím mismo,
 y no serlo por su propia elección. 
No podemos permitirnos el lujo
 de elegir ser líder por nuestra cuenta 

¡y pobre del que así decida por sí mismo!

 Un pastor de ovejas como Moshéh 
va delante de ellas al campo 
y va delante de ellas a la noche, 
para resguardarlas en su sueño. 

Un pastor de ovejas espirituales
 les enseña la Verdad 
revelada de la Toráh

 y no sólo lo que se lee superficialmente: 
les mastica la comida para que la puedan digerir mejor.
 Un pastor de ovejas espirituales
 les enseña con el ejemplo, no sólo con la Toráh. 
Un pastor de ovejas espirituales, 
como dijimos, es elegido por Elohím 
y conoce sus responsabilidades 
delante de su Elohím.


ELOHÍM VE NUESTRO CORAZÓN

¿Cómo elige Elohím a Sus líderes?
 Cuando ADONÁI tuvo que elegir 
en la familia de David, 
no eligió por lo que se veía,
 porque David era el más insignificante de los hermanos.

 Lo eligió por su corazón,

 que sólo El podía conocer y ver.
 (Ia Shmuél 16:7).
 Podemos ver que no lo eligió por lo que sabía
 (que no era nada),
 ni por su status en la sociedad judía de su tiempo
 (que era cero).
 Guidión era el más pequeño en su familia 
y su familia era insignificante 
entre las tribus de Israel 
(Gobernadores/”Juec.” 6:15). 
Los eligió porque
 El conocía quienes PODÍAN LLEGAR A SER,
 no lo que era en ese momento.


   NUESTRAS HABILIDADES
  
 Muchas  veces, 
elige de acuerdo a nuestras habilidades “naturales”: 
aquellos que hemos sido maestros, 
nos dedica a ser maestros para El; 
aquellos que hemos sido guerreros, 
nos hace guerreros para Él,
 y así sucesivamente. 
Moshéh fue entrenado para líder 
al ser criado en la corte del Paró 
del imperio más grande de la época
 y sede de la brujería más fuerte del mundo en ese tiempo. 
Ambas habilidades
 iban a probar ser invaluables en su futuro.

       NUESTRA CERCANÍA CON ELOHÍM

Nuestro nivel de cercanía con Elohím 
determina muchas cosas, 
entre ellas nuestro nivel futuro de unción 
para el puesto que Elohím nos ha reservado, 
o nos está entrenando, 
o nos va a entrenar en el futuro,
 aun cuando nosotros ni idea tengamos.

 Hace más de 17 años, 
Elohím me dijo una frase en mi oído espiritual
 y yo era tan bebé espiritualmente, 
que me reí 
audiblemente ante lo que me decía, 
por ignorancia,
 un poco como Sara
 cuando le dijeron que iba a ser madre a la vejez, 
pero no entendí nada de lo que me quiso decir Elohím.
 Me tomó diez años entender 
lo que me quiso decir, 
pero desde hace 7 años 
que me estoy preparando para aquello 
para lo que Elohím me destinó 
hace tanto tiempo (humano).

Pero nuestra cercanía con Elohím
 es la base de todo crecimiento.
 No es “estudiar la Biblia” como se enseña, 
aunque es claro que hay que estudiarla, 
pero lo que quiero decir es que eso
 NO es la base de nuestro crecimiento,
 sino un apéndice de él, 
que hacemos 
porque QUEREMOS AGRADARLE

     CÓMO ELOHÍM NOS ENTRENA

Elohím sabe cómo entrenarnos.
 Una de esas maneras
 es por medio de dificultades 
y de pruebas en nuestra vida,
 o en nuestras relaciones interpersonales. 
Muchas veces, 
este entrenamiento nos lleva al borde de un ataque de nervios,
 si es que no entendemos lo que está sucediendo.
 Pero si nos acostumbramos a Su entrenamiento, 
en  vez de entrar en pánico, 
lo que vamos a hacer es averiguar 
qué es exactamente lo que Elohím
 está deseando de nosotros, 
y tratamos de cumplirlo.

Cuando Elohím le dijo a Avrahám 
que sacrificara a su único hijo,
 eso no era una prueba:
 era una PRUEBA con mayùsculas!
 Y sin embargo,
 Avrahám pasó la prueba 
y ADONÁI le dijo: 
“Ahora sé que tú temes a Elohím, 
porque no me has negado a tu hijo,
 a tu único hijo, de Mí”. (Be Reshít 22:12).

Otra manera en que nos entrena 
es ponernos bajo la autoridad de otro líder,
 probablemente mucho peor que el que tenemos actualmente, 
para que aprendamos a callarnos y a obedecer,
 no importa lo que nos diga o haga; 
para que aprendamos disciplina militar.
 Por algo, uno de los nombres de Elohím
 es “ADONÁI Tzvaót/de los Ejércitos”.
 No vaya usted a creer que es un título gratuito.

Una tercera manera en que nos entrena, 
ya que estamos hablando de ejércitos,
 es a través de la guerra espiritual y de la liberación.
 Ya dijo el Rav Shául: 


“Porque no estamos en guerra con carne y sangre sino con principados, contra poderes, contra  potestades de los aires en este mundo, contra maldad espiritual en lugares altos.” (Ef. 6:12). 


No debemos rehuir este entrenamiento, 
ya que será la prueba definitiva para nosotros 
en estos días tan especiales del fin/iamím ha kétz. 
Debemos pedir sabiduría a Elohím 
para entender lo que ya está sobre nosotros 
y sobre todos los creyentes del mundo:
 ha satán y su ejército está atacando 
hace años con mucha mayor fuerza que antes 
y muchos matrimonios están cayendo 
y muchas congregaciones en todo el mundo
 se están quebrando en pedacitos
 y las cosas se van a poner mucho, pero mucho peor, 
no mejor. 
De modo que debemos aprender mientras hay tiempo,
 a luchar contra nuestro enemigo con armas espirituales PODEROSAS,
 no con fórmulas que no tienen poder
 porque están equivocadas.

Una cuarta manera en que nos entrena
 es probándonos en nuestra fidelidad 
cuando no somos nadie. 
Hay muchos futuros líderes a nuestro alrededor. 
No los vemos porque todavía no ha llegado su momento,
 pero Elohím los está entrenando en fidelidad, 
aun cuando no vean ningún fruto. 
Ya va a llegar el momento 
en que serán puestos en evidencia,
 empujados por la falta de líderes capacitados, 
y encontrarán sus lugares donde El los quiere, 
entrenados con la previa humildad
 necesaria para los líderes verdaderos de Elohím,
 como Moshéh.


 Sólo después 
que tuvo un encuentro cara a cara/paním le paním con ADONÁI, Moshéh alcanzó alturas espirituales que antes no poseía.
 Sólo cuando nos encontramos con El 
paním le paním
 es cuando crecemos,
 muchas veces en días 
lo que antes nos tomaba años en crecer. 
Al escultor y pintor Michelangelo 
le preguntaron cómo hacía para esculpir estatuas tan llamativas 
como la del rey David, por ejemplo. 
Contestó que él no veía el mármol bruto delante suyo, 
sino que vislumbraba lo que había debajo de ese mármol 
sin forma e inerte
 y trataba de llegar a esa imagen debajo, 
con su cincel y martillo.
Elohím también desea llegar a esa imagen debajo
 del mármol bruto 
que muchos de nosotros todavía somos,
 para esculpir un rey David.


 ¿Está usted disponible?
  
        ¡UN FELIZ SHABÁT!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

SHALOM SHALOM...

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.