17 agosto, 2012

Parasháh
No.47
 REE/HE AQUI
30 del mes Quinto del año 5773
18 de Agosto del 2012
Lectura de la Toráh:
 Dvarím/Palabras/”Dt.”: 11:26-16:17
Lectura de la Haftaráh:
 Ieshaiáhu/Is. 54:11-55:5
Por
Julio Dam
Rebe Mesiánico

Dvarím :”12:1-3:”
Derriben totalmente en todo lugar donde las naciones góim/
idólatras/gentiles hicieron adoración idolátrica, en los montes altos,
 y bajo los árboles.
 Hagan pedazos sus altares,
 los monumentos y quemen a fuego sus árboles idolátricos.
 Además, derriben las imágenes grabadas de sus dioses
y borren por completo sus nombres de ese lugar.
“LA VERDADERA CAUSA DE LA POBREZA"
¿Por qué diría Elohím a Su Pueblo que, no sólo derribe todo objeto idolátrico,
sino que queme y destruya a todas las naciones knaaníticas
 (hombres, mujeres y niños y sus pertenencias)
 que se encontraban en ese lugar, el futuro Israel y la futura Iehudáh?
 En nuestro mundo “civilizado” moderno, esto es obra, como dijeron varios comentaristas cristianos obra de un “Dios cruel, el Dios de los judíos.”
La incomprensión acerca de los caminos de Elohím y de la manera dialéctica de pensar, actuar y escribir el Tanáj de Él, no sólo proviene de algunos comentaristas aislados, sino de todo el mundo, excepto del judaísmo, que ha acumulado tres mil trescientos años de sabiduría y puede explicar mejor los motivos de Su Elohím.
Sin embargo, esta incomprensión y esta ignorancia del mundo espiritual, tanto de Elohím como el de ha satán, hace que los mismos judíos mesiánicos, que mayormente venimos del cristianismo, muchas veces no comprendamos cosas básicas como lo es la causa de la pobreza y la miseria, tanto espiritual, material como mental y tanto de las personas individuales como de países enteros.
Trataremos, en esta parasháh de compensar un poco esta falta de incomprensión y traer un poco de luz que ilumine nuestra propia condición, la de nuestros hermanos en la fe, compañeros de trabajo y la de nuestros propios países donde residimos y el porqué son pobres (espiritual, mental y materialmente) o ricos, según sea el caso.
La idolatría es la raíz de toda la pobreza y miseria espiritual, mental y financiera en toda la tierra habitada, tanto para cada persona individual, como para naciones enteras.   ¿Por qué hay países y personas pobres, infrahumanamente míseros? Las explicaciones abundan, dependiendo de dónde provengan. Hay explicaciones políticas, económicas, morales, éticas, psicológicas, pero la única que debemos atender y entender es la explicación espiritual, que no es la única causa, pero sí la base que produce las otras automáticamente. Una persona es pobre (espiritual, mental y económicamente), un país es pobre, no por “la corrupción,” la muletilla usada por los verdaderos culpables, (que tiene total lógica, pero está equivocada en su misma base) porque él/ella y sus padres y ancestros está contagiada de idolatría, una enfermedad espiritual que contamina y maldice la tierra, la mente y la vida de todos los habitantes de un país.
 Si se trata de una persona individual, su idolatría tiene el mismo efecto, sólo que interno: contamina su “tierra” que es su cuerpo, su mente y sus actos.
 Esta es la VERDADERA raíz del “árbol del mal” que es la pobreza en todos los ámbitos. No permitamos que el mundo nos contagie con las explicaciones carnales, que abundan y no poseen ninguna validez como raíz y fuente del mal, aunque sí como ramas del árbol. Derribemos el árbol de raíz y las ramas ya no estarán nunca más allí.
Lo contrario también es cierto: un país que adora al verdadero Elohím, indefectiblemente se vuelve próspero y rico, primero en su espíritu colectivo, luego en su mente (positiva) y por último, financiera y económicamente.
 Lo mismo sucede con un individuo, en las mismas áreas
 y tan automáticamente como le sucede a una nación entera.
En cambio, una persona o una nación idólatra, todo lo que piensa, todo lo que planea, todo lo que ejecuta está torcido desde antes de comenzar y su fruto no es bueno, aunque todos lo vean “bueno para comer,” al principio. Piensen a su alrededor, y encontrarán en seguida personas, ya sean jóvenes o adultas, que, son “prometedoras”, todos sus familiares y amigos esperan mucho de ellos. Sin embargo, “nadie entiende por qué” siempre se están metiendo en líos de uno u otro tipo y terminan en la cárcel, o acuchillados o directamente asesinados. Lo mismo sucede con naciones, que comienzan bien, a la par de sus vecinos, pero, “por alguna razón” nunca toman una decisión correcta. Todos los acuerdos comerciales y políticos son hechos con las naciones equivocadas, aunque esto no se ve enseguida, sino que necesitan pasar años para que se note el declive. ¿Por qué es este fenómeno?
Porque la base de todo es el mundo espiritual. Como ya dijimos más arriba, existe un mundo espiritual dirigido por Elohím y un mundo espiritual dirigido (bajo órdenes y permisos estrictos) de ha satán. La vida del hombre o la nación que tiene a Elohím y que lo sigue en obediencia y sumisión, está regida y bendecida por Elohím, como no podía ser de otro modo. La vida del hombre o nación que tiene a otro “dios” o idea, o ideología, o perspectiva del mundo/perspectivah olamít (Heb.) que no es el Elohím de Israel y el Mashíaj de Israel, está condenada al fracaso y a la miseria, automáticamente.
¿Qué es un ídolo? No es algo imaginario, ni “superstición,” como muchos humanistas y hasta líderes religiosos piensan y enseñan. Es el símbolo visible de un ser invisible, un espíritu maligno que se disfraza de “santo”, o de “Virgen” o de “Dios”. Responde a las oraciones de sus seguidores.
 ¿De otra manera, cómo podría tenerlos?
VIGILEMOS LAS SEÑALES—ANTES DE QUE SEA TARDE
De todo lo que hemos mencionado hay señales. Hay señales de las personas prometedoras, que, nadie entiende por qué, nada les sale bien, y al contrario,
 comienzan a hundirse lenta, pero seguramente
y lo mismo exactamente sucede con naciones similares.
Pero las señales ocurren:
 tragedias, “accidentes,” percances, muertes, enfermedades “raras,”
 y que se repiten en las generaciones de una misma familia, pestes. Estas no son “accidentes” (ni en la vida de personas individuales, ni en la de las naciones), sino advertencias de Elohím, cada vez más pesadas, hasta que la paciencia de Elohím se acaba y ocurre una enorme tragedia: o la persona se muere en un “accidente” o surge una inundación, o una catástrofe, o una guerra en una nación que la destruye parcialmente, y deja un enorme daño psicológico a nivel nacional, un trauma colectivo que toma años en curarse, si es que lo hace.
Lamentablemente, las personas o naciones a quienes Elohím les advierte, no están preparadas para entender nada. Sólo ven con sus ojos físicos y deducen de la evidencia física. Y como están torcidas de nacimiento, continúan tomando decisiones torcidas para “corregir” esa señal, pero sólo consiguen hundirse un poco más hondo que antes. Imaginémonos un drogadicto o un alcohólico que, primero pierde su empleo, y luego, para seguir costeando su vicio, comienza a asaltar gente en la calle. Ya está a un paso de ser baleado, ya sea por otros drogadictos, o por la policía. Y lo mismo sucede con las naciones, aunque es mucho más difícil y más prolongado este proceso, y por eso no se puede ver tan fácilmente, a menos que meditemos en su historia reciente.
Los “expertos” siguen usando sus propias herramientas, ya que no poseen otras: económicas, políticas, éticas, etc. Todo, menos la verdad verdadera: la nación está hundida en la más abyecta idolatría y el único remedio es sacarla de ella, limpiarla, como Elohím limpió a Israel, Su Esposa,
 y traerla de nuevo a Su lado. Pero nadie entiende...
¿CUÁLES SON LAS CAUSAS DE LA IDOLATRÍA?
¿Cuáles son las causas de la idolatría? Podríamos enumerar cuatro. La primera, es el heredarla. La mayoría de los idólatras lo son porque sus padres nacieron idólatras. El primer ejemplo que nos tiene que venir en mente es Avrahám, cuyo padre no sólo era idólatra en Bavél, sino que vendía ídolos, como oficio. Hay una gran esperanza para los idólatras, si el padre de la nación israelí fue idólatra, hijo de idólatra y luego se encontró cara a cara con el verdadero Elohím. En Dvarím/Asuntos/”Dt.” 7, Elohím advierte a los israelíes que no se casen con los pueblos knaanítas. ¿Por qué? Porque son todos idólatras y sus hijos e hijas se volverán idólatras por casamiento. Este es uno de los grandes peligros aun para nosotros, hoy en día: “el yugo desigual.”
La segunda causa de la idolatría es la necesidad espiritual. Muchas veces, las circunstancias de nuestra vida nos impulsan a buscar ayuda espiritual, pero como no entendemos nada, buscamos en el lugar equivocado, y nos topamos con un “gurú” espiritual, que nos ayuda (los demonios también “ayudan”), pero que, a la larga, sólo creará una dependencia con el mundo espiritual maligno que antes no teníamos  y que nos atará de por vida. Ahora está de moda Harry Potter. ¿Y qué tiene de malo Harry Potter, preguntarán algunos? Que está concebido para envenenar a todo el mundo con brujería disfrazada de libros y películas que entran en la mente de los niños—y no sale, a menos que el niño sea liberado—y bien.
La tercera causa de idolatría, y la que hace que muchas veces, inconscientemente, prefiramos seguir a una religión falsa o rama del ocultismo al verdadero Elohím, es que los demonios muchas veces (no siempre) no exigen nada de nosotros, aparte del dinero que pagamos. No hay una obligación, como la que hay con Elohím de cambiar nosotros. Podemos ser los mismos mentirosos, ladrones, corazones duros, etcétera, que antes, e igual vamos a conseguir lo que queríamos, ya que sólo se trataba de dinero. Esta es una razón seria por la cual muchos a los que se les habla de Elohím no quieren escuchar, porque no desean dejar atrás la traba emocional o física que tienen.
La cuarta causa es el empecinamiento. Muchos tenemos demasiado orgullo como para reconocer que estuvimos en una religión falsa durante años y no queremos reconocerlo, no importa qué.
¿QUÉ ES LO CONTRARIO A LA IDOLATRIA? 
Es conocer al Elohím de Israel y al Mashíaj de Israel, Ieshúa y seguir Sus mandamientos. Lo primero se conoce como “justificación,” y lo segundo se conoce como “santificación,” aunque no son completamente equivalentes. Se requieren ambas condiciones para ser salvos, no sólo “confesar con la boca que Ieshúa es el Señor” como dice Ro. 10:9.
¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS DE LA ID0LATRÍA?
Tanto para una persona como para un país, el resultado final en esta vida es la pobreza del espíritu, de la mente y de la carne. En la otra vida, la horrible consecuencia es el sheól, el infierno eterno, mucho peor que lo que nos imaginamos.

¿CÓMO LIDIAR CON LA IDOLATRÍA?
En Dvarím 7 y 8, Elohím nos indica cómo lidiar con ella. Primero, debemos destruirla totalmente, y no dejar rastro alguna de ella y destruir todo vestigio de ella. En el caso de una persona esto es bien sencillo: hay que quemar todo libro, estampita, amuleto, objeto de culto, de recordación, busto, cartel, etc. que nos recuerde al ídolo u objeto de adoración.
En el caso de una nación, las cosas son más complicadas, aunque en el fondo es lo mismo. Lo difícil, o casi imposible, es convencer a todo un país que es idólatra, y que ésta es la causa de todos sus problemas económicos, políticos, y sociales, y luego, ponerse de acuerdo en destruir todo vestigio de ella en la tierra, en la mente de los habitantes y en el espíritu del país. (Esto es sólo algo que Elohím puede hacer; no hay movimiento humano que pueda hacerlo.) El Talmúd dice que un gói/gentil que abandona la idolatría se puede considerar judío, lo cual es totalmente cierto, ya que es el opuesto al judaísmo.
El tercer punto de que habla Dvarím 7 es la necesidad de obedecer. Ya lo dice Matitiáhuh/Mt. 7:21:“No todo el que me dice ‘Adón, Adón/Señor, Señor’ entrará al Maljút ha Shamáim/Dominio de ADONÁI/”Reino de los Cielos,” sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los Cielos/Aví she ba Shamáim.”
 (De nuestra traducción mesiánica renovada.)
Nos gusta decir que el Maljút ha Shamáim es un lugar MUY reservado, con muy pocos miembros “fundadores.”
¿A qué debemos obedecer? A todo lo que Elohím nos ordena hacer por medio de la Toráh (los mandamientos/mitzvót).
El cuarto punto es que, si hacemos todo esto, El promete “favorecerlos y bendecirlos y multiplicarlos.” Esto no debemos olvidarnos, a la hora de pretender bendiciones/brajót de Elohím. Existen condiciones para ellas, y si las cumplimos, las obtendremos y ya la pobreza y la “mala suerte” y las maldiciones no nos acompañarán más.


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