31 agosto, 2012

PARASHÁH
 No. 49:
 KI TETZÁH/CUANDO SALGAS (PARA LA GUERRA)
14 DEL MES SEXTO DEL 5772
1 DEL MES  DE  SETIEMBRE DEL 2012
Parasháh: Dvarím/Asuntos/”Dt.” 21:10-25:19
Haftaráh: Ieshaiáhu/Is. 54:1:10
Brit ha Dashah: Mt.19:1-12/Mt.5:31
Julio Dam
Rébe Mesiánico
 
PARASHÁT
 KI TETZÉH/CUANDO SALGAS
 
“LOS VALORES DE ELOHÍM VERSUS LOS
  VALORES DEL MUNDO”
 
 Dvarím/Asuntos Si uno lee esta parasháh, y en realidad, todo el libro de /”Dt.”, puede ver que está lleno de mandatos diversos, sobre toda clase de situaciones diarias que aparecen en la vida de cada persona y cómo Elohím desea que nos enfrentemos con esas situaciones. Este libro nos da una buena idea de lo que la Toráh en general es: un “Manual de Conducta y de Ética”. En Dvarím, al principio de esta parasháh, nos instruye cómo tenían los israelíes que comportarse si conquistaban una mujer gentil en el medio de una guerra, qué hacer con ella y cómo ella debía tratarse a sí misma (cortarse el cabello y dejarse crecer las uñas,
 para olvidar su pasado y su cultura gói/pagana).
El mundo también tiene “Torót” diversas, “manuales” que nos enseñan cómo conseguir lo que queremos. ¿Y qué es lo que el mundo nos enseña? A tener éxito. ¿Qué significado tiene el éxito para el mundo? ¿Qué clase de éxito nos muestra el mundo? El dinero, el poder, el sexo, la venganza, la codicia, el tener, tener y tener más y más, el acumular. Este el “manual” del mundo acerca del éxito. Estos son los pobres “valores” que el mundo entero tiene como caros. Y nos vende estos valores de todas las maneras que puede: por la TV, por las amistades mundanas y hasta no mundanas, por las conversaciones casuales, por los periódicos, por todos los medios que pueda para entrar y ensuciar nuestra mente y nuestro hogar, y la mente de nuestros hijos y familiares con sus “valores,” que sólo conducen a la muerte y al polvo de donde venimos. ¿Es esto lo que queremos para nosotros, para nuestros hijos? ¿Son estos los valores que deseamos para nosotros y nuestros hermanos en la fe?
Mas Elohím, en el libro de Dvarím nos habla de otros valores, de otros comportamientos, de otras ambiciones y especialmente, de otro tipo de conducta. Podemos definirlos sucintamente como:
 “Escuchar, aprender, enseñar, guardar, hacer, y perpetuar”.
 
1.ESCUCHAR
 
Elohím nos dio dos oídos y una sola lengua; ¿no será señal para indicarnos que debemos hablar menos y escuchar más? Su Pueblo le dijo: “Nishmáh ve naaséh/Escucharemos y haremos”. En otras palabras, PRIMERO “escucharemos” y recién después, “haremos.”
En cambio, vivimos en una época en la cual nadie escucha. Todos tratamos de hablar al mismo tiempo; todos decimos lo que pensamos y aun lo que todavía no hemos pensado, con tal de decir algo. Sin embargo, la sabiduría espiritual/jajmáh viene  de escuchar a Elohím; de callar y estarse en silencio, esperando las palabras de El para nosotros, para nuestra vida, para este día; para este problema que tenemos hoy; para nuestro cónyuge, para nuestra familia.
 
Elohím es nuestro Esposo; nosotros somos Su Prometida (Rev. 22). Debemos escucharlo atentamente, a ver si pescamos alguna palabra para nosotros y la guardamos en una caja de oro y la abrimos todos los días, pensando: “Esto me lo dijo Elohím mismo, el Creador del Universo.” Sin embargo, no es así como vivimos, sino al revés: tratamos de que los demás nos escuchen a nosotros; tenemos tantas cosas “importantes” que decir que ya no tenemos tiempo de escuchar. Somos nosotros los que pensamos que tenemos grandes cosas que decirle a los demás. Debemos parar este tipo tóxico de actitud y recapacitar y comenzar a hablar menos y menos y a escuchar lo que los demás desean decirnos, especialmente si es sobre nosotros mismos.
Elohím nos dice en Dvarím/Deuteronomio 12:28: “Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre, cuando hiciereis lo bueno y lo recto en los ojos de ADONÁI tu Elohím”. Aquí hay una promesa definida para nuestra bendición: “para que te vaya bien a ti y a tus hijos...para siempre.” Lo único que Elohím nos pide es que “guardemos” y “escuchemos todas estas palabras.” No es demasiado, ¿no es así?
      Dice también Elohím en la Tehiláh/Canto de Alabanza/
“Sal.” 50:7:  “Oye, pueblo mío, y hablaré; escucha Israel, testificaré contra ti: Yo soy Elohím, el Elohím tuyo”.
¿Estamos escuchándolo? El nos está hablando en este  mismo momento, quizás por medio de esta parasháh. ¿Estamos prestándole atención, o estamos en cosas “más importantes,” como en camino a la peluquería, o al restaurante?
      Elohím nos puede hablar no sólo en nuestros oídos espirituales, audiblemente, sino también por medio de Su Tanáj, de un sueño, de una parasháh o de las palabras de nuestro mejor amigo/a, o simultáneamente, por medio de varios de estos medios. Debemos acostumbrarnos a ello, y es más, deberíamos orar pidiendo que nos hable, para saber muchas cosas sobre nosotros mismos y nuestro destino en Sus ojos que no sabemos, muchos de nosotros.
 
2. APRENDER
   
       Lo segundo que debemos hacer después de escuchar, es aprender. ¿Para qué escuchar, si es que no vamos a aprender nada de ello? Existe lo que se llama “el proceso enseñanza-aprendizaje,” es decir, cuando hay un maestro y un alumno, existe un simultáneo enseñar-aprender. De nada sirve que haya un maestro si el alumno no está dispuesto o abierto a escuchar y a aprender. Toda nuestra vida con Elohím es un constante proceso de aprendizaje y de cambio, que viene del aprender. El sólo escuchar no trae cambio alguno. Si ese escuchar es practicado, allí se convierte en aprendizaje y la enseñanza tiene su fruto. Si todo queda en los oídos, no ha habido ningún cambio ni ningún aprendizaje. En nuestra opinión, la enseñanza-aprendizaje comienza con el alumno, no con el maestro, ya que es este último el que debe estar abierto para la enseñanza. De otro modo, la enseñanza es semillas que “caen al costado del camino” como dice Matitiáhu.
       La principal característica de un buen aprendizaje es una mente abierta, como ya hemos hablado en nuestro libro, “Los Diez Candados Mentales en ‘Romanos’ y las Escrituras.” Muchos de nosotros, sin darnos cuenta, caminamos con la mente cerrada para muchos temas, entre ellos las cosas de Elohím. Quizás El desea enseñarnos grandes verdades, grandes revelaciones, pero nosotros “ya sabemos todo.” ¿Qué se le puede enseñar a alguien que ya “sabe todo”? Hay un momento de criticar y de juzgar lo que nos están tratando de enseñar, pero no es inmediatamente después que nos lo dicen, sino que debemos masticar lo que nos están enseñando y revisándolo con el Tanáj, el N.T. y lo que ya sabemos seguro que es así. De otro modo, estaremos siempre con “el sombrero crítico” puesto toda la vida, y Elohím no podrá enseñarnos nada y muy pronto dejará de probar con nosotros, que hemos demostrado que no queremos aprender más.
       La segunda característica de un buen aprendizaje es que nosotros mismos somos sus mejores alumnos. ¿Cómo se prueba esto? Haciendo nosotros mismos lo que el aprendizaje nos indica que hagamos. Si, en el caso del Judaísmo Mesiánico, se habla de una renovación de nuestro vocabulario, ya que “Jesús,” “Cristo,”  “Dios,” “Navidad” “domingo,” etc. son paganos, debemos mostrar que somos buenos alumnos, descartando ese vocabulario, tanto exteriormente, al hablar, como interiormente, es decir, entendiendo en nuestra mente y en nuestro espíritu que en realidad lo son, y que no corresponden con Ieshúa, Mashíaj, Elohím y las fiestas del Tanáj y el shabát, respectivamente.
Aprender significa cambiar de manera de pensar, de hablar y de actuar. Si decimos que hemos aprendido lo mencionado arriba, pero seguimos pensando, hablando y actuando “Jesús,” “Cristo,” etc. como se puede ver en lugares en Internet que se dicen “Mesiánicos,” la verdad salta a la vista. “La mona, aunque se vista de seda, mona se queda,” dice el refrán en castellano, ¿no es así? Este cambio es tanto interior como exterior, como decíamos más arriba.
Segundo, este cambio debe ser CONTINUO y sin cesar. No podemos llegar al 2004 y decidir: “Bueno, ya he aprendido todo lo que necesito del Judaísmo Mesiánico.” El que piensa así, se ha ESTANCADO, por su propia decisión, en el 2004. Elohím tiene NUEVAS REVELACIONES para usted y para mí, continuamente. ¿Está usted dispuesto a rechazarlas porque “ya sabe todo”? NO es un curso de acción de un sabio espiritual/jajám y todos debemos tener como meta el serlo. Por ejemplo, en el 1996, cuando nuestros primeros artículos aparecieron en Internet, llamábamos “Brit Ha Jadasháh”/Pacto Renovado al N.T. y muchos, tanto en castellano como en inglés, ahora llaman así al N.T. Mas hace aproximadamente dos años que Elohím nos ha revelado que el N.T. NO es el Pacto Renovado de Irmiáhu/”Jer.” 31:31-33, por lo que ahora hacemos una distinción entre los dos en nuestras parashót y en nuestros libros, como usted puede notar en nuestras parashót.
Tercero, el verdadero aprendizaje es producto de una decisión tomada, no de una intención soñada. Debemos DECIDIRNOS con mayúsculas a aprender algo y a incorporarlo a nuestro carácter, a nuestra personalidad y a nuestras creencias. Si esto último no sucede, no hemos aprendido en realidad; sólo estamos jugando con la “posibilidad” de aprender algo, que, lo más probable, es que nunca apliquemos para nada en nuestra vida, por lo que no podemos llamar a eso “aprender.”
¿Y qué desea Elohím que aprendamos, más que nada? Un estilo de vida “Toráh-cico,” es decir, de acuerdo con la Toráh. No de acuerdo a como NOSOTROS creemos que tenemos que comportarnos, sino de acuerdo a lo que El dejó ya hace 4000 años escrito que debíamos comportarnos. Las reglas ya están allí hace siglos. Lo que todavía no está allí, lo que brilla por su ausencia es nuestra obediencia.
     
 
3. ENSEÑAR
 
Después de nuestro aprender, viene la etapa natural a continuación: la de enseñar a los demás, lo que Elohím nos enseñó a nosotros, primero que nada con el ejemplo. Debemos dar un testimonio de vida de que estamos tratando de cumplir lo que El quiere que cumplamos, y nuestra conducta con los demás debe reflejar este propósito. En segundo lugar, debemos enseñar a los demás lo que hemos aprendido a un altísimo costo.
 
4. HACER Y GUARDAR
 
Este enseñar, como decíamos, es más que nada práctico. Nosotros debemos hacer lo que enseñamos y corregir a aquellos que desean aprender y desean ser corregidos. Los que no desean ser corregidos, debemos dejarlos así hasta que adquieran el hábito y el deseo de serlo. Hacer otra cosa es discutir, lo cual no es bueno ni es de Elohím. Elohím dejó una cadena de mando que debemos de entrar en y someternos. El que no desea entrar en esa cadena de mando y no desea aprender, se deberá estacionar en el lugar donde se encuentra y esperar que estos dos conceptos sean de su aceptación y así entrar—recién--a funcionar dentro del Mimshélet ha Shamáim/Dominio de ADONÁI/”Reino de los Cielos.”   
 
5. PERPETUAR
  
Cómo última regla, debemos aprender a perpetuar lo que hemos escuchado, aprendido, guardado y hecho por y para Elohím. Esto lo ha hecho muy bien el Judaísmo en los últimos 3300 años, donde a pesar de las constantes persecuciones anti-judías en todos los países del mundo, de los pogróms contra nosotros en toda la historia, el Pueblo de Elohím sigue vivo pese a todas las probabilidades, sigue cumpliendo la Toráh pese a todas las leyes y prohibiciones cristianas y musulmanas en su contra y sobrevivirá para, al fin, reconocer al verdadero Mashíaj, al hijo de David/ben Davíd, Ieshúa, ADONÁI con “traje de carne.”
        ESTE es el éxito verdadero en el mundo. Este es el éxito eterno que Elohím desea para cada uno de nosotros. ¿Estamos dispuestos a pagar el precio?
 
¡UN FELIZ SHABÁT!

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