24 noviembre, 2011

PARASHÁH No.
6.
 TOLDÓT/GENERACIONES
Lectura de la Toráh:
 Bereshít/En el Principio/ 25:19-28:9
Haftaráh: Malajíah 1:1:2:7
29 DEL MES OCTAVO DEL 5772/
26 DEL MES DE NOVIEMBRE DEL 2011
Por
 Julio Dam
Rébe Mesiánico

COMENTARIO DE LA PARASHÁH  
         
       Be Reshít/En el Principio/”Gn.” 25:27:
"Y los jóvenes crecieron. Esáv era un hombre que entendía de caza,
hombre de campo, mientras que Iaakóv era un hombre inocente/tám, que se sentaba en las tiendas (estudioso, introvertido)”.

CÓMO CRIAR
APROPIADAMENTE
 A NUESTROS HIJOS

              En nuestra parasháh pasada tocamos primero el tema del matrimonio feliz. Hoy, seguiremos este hilo con un poco de lo que podemos aportar
 acerca de la crianza correcta de nuestros hijos,
a partir de los nietos de Avrahám, los hijos de Itzják, Esáv y Iaakóv.
 Existen áreas distintas que deben ser tenidas en cuenta,
 como su herencia,
 entre la cual estamos nosotros,
 sus padres, cómo entenderlos, cómo comunicarse con ellos,
 cómo inculcarles valores y creencias judías mesiánicas (por fe),
sus rasgos de carácter adquiridos y los por construir,
 cómo lidiar con el entorno familiar, religioso y cultural,
y las influencias externas,
 como las amistades, los valores y las creencias externas,
 entre otros muchos factores que tomarían un libro entero para tratar.
 Ya hemos dicho que consideramos muchísimo más fácil hacernos millonarios
 que llevar adelante una buena crianza de nuestros hijos.
No lo decimos para descorazonar a nuestros lectores,
 sino porque es, sencillamente, la pura verdad.
 Criarlos MAL,
eso sí que es terriblemente sencillo,
 y el énfasis está en

 “terrible.”
COMPRENDIENDONOS Y COMPRENDIENDO
 A LOS HIJOS
Una buena educación comienza por educarnos nosotros mismos,

 que somos los padres (y abuelos).
Si sufrimos de complejos de inferioridad,
 comunicaremos por contagio estos complejos a nuestros descendientes.
Si tenemos problemas emocionales no sanados,
 ellos lo notarán, y peor, se contagiarán de ellos.
 Ser padres/abuelos es una buena oportunidad para sanarnos nosotros primero,
 antes de intentar criar sanamente a nuestros hijos.
                                                                                                                           
            NUESTROS HIJOS/NIETOS quieren las 4 Ps

¿Qué son las “4 Ps”?:
 1. Posesiones (juguetes, deseos insatisfechos)
2. Poder (libertad PARA hacer lo que quieran),
 3. Protección (de todo problema) y
4. Placer (toda clase de sensaciones de los cinco sentidos).
                                                                                                
NOSOTROS DEBEMOS ENSEÑARLES las 4 TPRP

1.   Que estudien y memoricen la Toráh;
2. una profesión de acuerdo con su conformación de rasgos de carácter;
 3. Enseñarles a través del ejemplo,
 rasgos de carácter apropiados y cómo corregir los inapropiados; y
 4. ¡PACIENCIA/SAVLANÚT!

          Creo que el 80% de los problemas de la crianza
 (¡la regla de Pareto (80/20) se aplica TAMBIÉN a la crianza!)
se centran en este eje bipolar entre lo que ellos quieren
 y lo que nosotros debemos hacer.

         A propósito de elegir una profesión para nuestros hijos,
 son famosísimas las madres judías
 por querer que sus hijos varones estudien Medicina;
 y si—¡Játzveh Jaliláh!/¡Que Elohím no lo permita!,
no pueden estudiar Medicina, que estudien Abogacía.

Venía una madre joven con un carrito de bebés mellizos
de pocos meses y una amiga que hacía rato que no la veía mira a los bebés
 y le pregunta a su amiga:
 “¡Qué preciosos! ¿Cómo se llaman?”
Y la amiga le dice: “¡Este es Móisheh, el médico,
 y este es Shlóime, el abogado!”
         Cada uno de nosotros, incluidos nuestros hijos,
 tienen un destino prefijado
 y por lo tanto, una profesión prefijada.
 Sólo tenemos que encontrarla,
 con oración a Elohím,
 y dejar y pedir que El capacite
 a nuestros hijos/nietos para ella
y saque del camino todo obstáculo que pueda presentarse,

 ya sea mental o espiritual o físico

 para que ese destino se cumpla en ellos.
     ¿CUÁLES SON LOS RASGOS DE CARÁCTER
 QUE DEBEMOS ENSEÑAR A NUESTROS HIJOS?
           
Existen rasgos de carácter que son vitales para una vida exitosa para nuestros hijos. Estos son, la amabilidad y la obediencia,
 la generosidad, el respeto, la perseverancia,
 la bondad, el respeto a la diversidad, la generosidad y la tolerancia.
          Todos estos rasgos de carácter son muy importantes,
y vamos a comentar algunos de ellos.

       Ser amable significa ser digno de ser amado,
ser cariñoso, afectuoso, cordial,
cortés, agradable, servicial, afable,
 incluso gracioso y risueño.
 Cualidades todas ellas que deben ser formadas en los niños
 desde la más temprana edad.
Ser amable también es ser atento,
brindar atención y respeto sobre todo a los menos aptos,
desvalidos, y necesitados.
La amabilidad no nace con el niño;
éste es impulsivo por naturaleza,
 y cómo ser amable y cortés se aprende
en las más diversas actividades de la vida diaria.
 Los niños asimilan las normas de comportamiento
social en la medida que los adultos los entrenan
 y enseñan a comportarse de acuerdo con esas normas.
Considerando a los demás, al otro.
Saludando a las personas conocidas,
 demostrando afecto a los compañeros de la escuela y a los amigos,
llevando algún regalo a la profesora,
compartiendo su material escolar,
 jugando sin peleas con sus compañeros,
agradeciendo a su madre por la deliciosa comida,
 acompañando a sus padres a la compra,
ofreciendo ayuda cuando alguien la necesita.
El niño puede aprender a ser obediente,
 sabiendo qué es lo que sus padres o profesores quieren;

 conociendo la satisfacción que su obediencia producirá;

 sabiendo el por qué y el valor de cada orden;
 teniendo claras sus obligaciones y deberes;
 con una enseñanza sistemática de todas sus actividades;
 teniendo reglas en casa y en la escuela;
cuando siente la aprobación de sus padres cuando es obediente;
 con las experiencias de sus padres;
 cuando siente que con la desobediencia
no consigue lo que quiere.
 El ser tolerante es ser condescendiente
y permisivo con alguien a causa de las circunstancias que medien,
es no impedir que haga lo que éste desee,
 es aceptar y admitir la diferencia y la diversidad.

        El niño puede aprender a ser tolerante,
cuando sus padres también lo sean;
 a través de historias;
en la convivencia con los demás;
 a través de los juegos; aprendiendo a respetar las diferencias;
 conociendo diferentes culturas;
 compartiendo; a través de los viajes; aprendiendo a no burlarse de los demás.
La perseverancia es un esfuerzo continuo,
 supone alcanzar lo que uno se propone,
 y buscar soluciones a las dificultades que puedan surgir,
 un rasgo de carácter muy importante para obtener un resultado concreto.
 Con perseverancia se consigue la fuerza,
y esto nos permite no dejarnos llevar por lo fácil y lo cómodo.
 El estudio siempre implica paciencia y perseverancia para su conclusión.
 La perseverancia les dará estabilidad, confianza en sí mismos y madurez.
La perseverancia se aprende con ejemplos.
Que los padres, le enseñen qué es ser perseverante a través de sus acciones.
Lo lograremos si somos constantes en todo lo que hacemos
y nos anticipamos a los obstáculos,
 si tenemos firmeza frente a las dificultades,
si enfrentamos los retos sin miedo,
con un compromiso pleno y decidido para cumplir con nuestra tarea,
o la actividad que sea.

La amistad es uno de los valores más importantes
 a desarrollar en la educación de los niños.
Se trata del afecto personal, puro y desinteresado,
 compartido con otra persona,
que nace y se fortalece mediante las interrelaciones entre los seres humanos.
Para que el niño aprenda sobre el valor de la amistad
 es necesario educarlo con sentimientos,
 conocimientos, habilidades, emociones, vivencias,
y que le preparemos para vivir con armonía y respeto.
Aprender a ser amigo.
 Los niños deben saber quién es un buen amigo y por qué,
 cómo se comportan los buenos amigos,
y cómo mantener una buena amistad.
 Deben aprender que un buen amigo puede ser para siempre,
 y que para eso es necesario cultivar y alimentar la amistad,
 día tras día,
 en la escuela, en el parque, en la vecindad, etc.
 El contacto con los iguales hace que el universo del niño
 sea aún más grandioso y rico.
 A través del otro, él puede aprender mucho de todo y de sí mismo.
Una de las riquezas más grandes que podemos legar a nuestros hijos,
 aparte de los rasgos de carácter mencionados arriba,
 es una psiquis sana.
Como también dijimos más arriba,
debemos sanarnos nosotros, primero.
Pero si alguno de los dos padres es sano, psíquicamente,
él/ella debería estar encargado de transmitir esa sanidad psíquica a sus descendientes/toldót. ¿Cuál es el secreto?
NO REACCIONAR EMOCIONALMENTE
        
Nuestra lucha más fuerte como padres
no es contra las malas influencias de nuestros hijos,
 ni contra la TV, ni contra el alcohol ni las drogas.

Nuestra lucha mayor como padres es contra nuestras reacciones emocionales.

 Lo mejor que podemos hacer por ellos
es aprender a enfocarnos en nosotros,
 no en ellos.
 Dejemos de tratar de controlarlos
y concentrémonos en lo que sí podemos controlar:
calmar nuestras reacciones espontáneas y automáticas.
         ¿Qué tiene de malo el ser reactivo?
 ¿Cómo podemos influenciar en nuestros hijos
si no podemos influenciarnos a nosotros mismos?
 Cuando reaccionamos, nos volvemos disfuncionales.
Claro que podemos gritarle a nuestros hijos/nietos, pero,
 ¿qué tipo de relación estaremos construyendo con este tipo de reacción,
 con la intimidación?
 Nos sentimos que hemos “pasado el límite” de nuestras posibilidades.
 Así nos sentimos:
poco preparados (para ser padres),
 poco apreciados y con muchos compromisos (como padres).
 Nos bombardean de todos lados acerca de la presión por ser buenos padres.
         El ser padres es un tema serio.
 El costo del fracaso es inimaginable.
 Uno se pregunta si es el único que, a veces,
 se sienta inepto como padre.
 ¿Se supone que sea así?
 La respuesta es: “Sí y no”.
 Sí, el ser padre es duro. Pero no,
no tenemos que sentir tanta presión como la que sentimos.
         Otra de las reglas exitosas es poner atención
 en lo que nuestros hijos están absorbiendo.
Los niños son como esponjas.
 Mucho de lo que absorben tiene que ver con valores morales y carácter.
         Haga de la comida familiar un gran tema.
 Esto es bien judío y bien efectivo.
 La mesa donde se reúne la familia para comer no es sólo el lugar de sustento,
sino el lugar donde se aprende y se pasan nuestros valores a nuestros hijos.
 Las costumbres, reglas de conducta y moral
son sutilmente absorbidas en la mesa familiar.
Una comida familiar debería comunicar
 y sostener ideales que los niños puedan alimentarse
 a través de todas sus vidas
 y esto es así definitivamente en los hogares judíos.
         Por último,
 involúcrese en la vida de escuela de sus hijos.
La escuela es la cosa más importante en las vidas de nuestros hijos.
Su experiencia con ella es una mezcla de triunfos y descontentos.
Cómo lidiar con estos vaivenes va a influenciar el curso de sus vidas.
 Ayudar a nuestros hijos a volverse buenos estudiantes
 es otro nombre para ayudarlos a adquirir un carácter sólido.
     Algo que NO está incluido arriba
es exclusivo para los judíos mesiánicos :
 debemos, desde pequeños,
 llevarlos a una relación PERSONAL con ADONÁI

por medio de
 Ieshúa ha Mashíaj

 y leerles la Toráh desde muy pequeños.
 Cuando hablo de relación personal
 quiero decir no una religión,
ni un conjunto de oraciones para hacer,
 sino

de PRESENTARLES a ADONÁI personalmente,

 e introducirlos a tener una amistad con Él.

 Esto sólo es posible cuando se tiene a Ieshúa dentro nuestro
y con Él, al Rúaj ha Kódesh.
Allí hay una fuente de Poder/Gvuráh espiritual
 inimitable e inalcanzable
 para aquellos que rechazan a Ieshúa como Mashíaj y como Elohím,
 y que nosotros debemos aprovechar en toda su magnitud.
 Ninguna oración prefabricada
puede sustituir la relación y la revelación
que viene después de entrar en este
 tete-a-tete personal con el Mashíaj.

 Pero, como hemos visto, es más fácil decirlo que hacerlo.
Creo que lo que necesitamos en el Judaismo Mesianico
es más decisión y más firmeza en nuestros propósitos,
 no sólo para nuestros hijos

sino para nosotros mismos.


¡UN FELIZ SHABÁT!

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