Parasháh
No.50
"KI TA VOH/CUANDO VENGAS"
"KI TA VOH/CUANDO VENGAS"
Lectura de la Toráh:
Devarim/Asuntos/"Dt.":26:1-29:8
Haftaráh:
Ieshaiahu/Is.60:1:22
Por
Julio Dam
Rébe Mesiánico
COMENTARIO DE LA PARASHÁH
CÓMO RECIBIR FRECUENTEMENTE BRAJÓT
BENDICIONES DE ELOHÍM
Esta parasháh tiene una importante lección
para nosotros,
para nosotros,
ya que trata de enseñarnos
cómo recibir brajót/bendiciones perfectas/shalém de Elohím
y cómo NO recibirlas,
es decir, cómo recibir maldiciones de Él,
o por lo menos, cómo recibir brajót imperfectas.
En efecto, hay maneras
de recibir bendiciones/brajót de Elohím completas, perfectas,
de modo que vuelvan a nosotros,
una y otra vez y sigamos recibiéndolas toda la vida casi.
Y existe una manera de recibirlas mal,
y por lo tanto, existe la posibilidad que dejemos de recibirlas,
porque no hemos sabido completarlas,
sino que las hemos arruinado en el camino;
también existe la posibilidad de recibir maldiciones de Elohím.
cómo recibir brajót/bendiciones perfectas/shalém de Elohím
y cómo NO recibirlas,
es decir, cómo recibir maldiciones de Él,
o por lo menos, cómo recibir brajót imperfectas.
En efecto, hay maneras
de recibir bendiciones/brajót de Elohím completas, perfectas,
de modo que vuelvan a nosotros,
una y otra vez y sigamos recibiéndolas toda la vida casi.
Y existe una manera de recibirlas mal,
y por lo tanto, existe la posibilidad que dejemos de recibirlas,
porque no hemos sabido completarlas,
sino que las hemos arruinado en el camino;
también existe la posibilidad de recibir maldiciones de Elohím.
Existe un proceso perfecto, completo,
por el que una brajáh debe caminar
y muchos procesos imperfectos, defectuosos,
por el que no deberíamos dejar que caminen.
Mas, comencemos por el principio:
¿qué es una brajáh?
La palabra tiene las siguientes connotaciones,
de acuerdo a su escritura en el idioma original,
el hebreo: la Bét (b) significa “dualidad”, “dos”,
como el Universo, hecho de bien y de mal,
de obscuridad y de luz,
masculino y femenino,
positivo y negativo,
dos lujót/tabletas deMitzvót/Mandamientos y,
obviamente, “bendición/brajáh”.
La “bét” es la primera letra de la Toráh:
“Be Reshít...” La palabra “brajáh” viene de “rodilla”,
“bérej”, y arrodillarse (humillarse) delante de ADONÁI.
Esta es la primera clave del proceso:
nosotros, Sus criaturas, Su creación,
debemos arrodillarnos,
humillarnos delante de nuestro Creador.
Esto comienza el proceso de la brajáh shlemáh/perfecta.
Pero veamos los siete pasos en su totalidad.
LOS SIETE PASOS
PARA UNA BRAJÁH SHLEMÁH/PERFECTA
PARA UNA BRAJÁH SHLEMÁH/PERFECTA
1. Arrodillarnos en humildad para recibir de Elohím
todas las bendiciones que Él desee darnos.
todas las bendiciones que Él desee darnos.
2. Averiguar qué es lo que Él desea darnos
como bendición y pedirlo.
(Por medio de lamatanáh/regalo de profecía,
o por preguntar en la Toráh.)
como bendición y pedirlo.
(Por medio de lamatanáh/regalo de profecía,
o por preguntar en la Toráh.)
3. Agradecer en amor y en relación de amistad
lo que nuestro Elohím desea darnos.
lo que nuestro Elohím desea darnos.
4. Al recibir la brajáh, ACEPTARLA, en todos sus aspectos.
5. Conquistar lo negativo de la brajáh.
6. Manejar la brajáh en todos sus aspectos.
7. Dar bikurím/”primeros frutos” a Elohím de cada brajáh.
1. Arrodillarnos en humildad
para recibir de Elohím todas las
bendiciones que Él desee darnos.
La humildad frente a ADONÁI
es una de las primeras virtudes que debemos desarrollar.
Es una actitud tanto mental como espiritual
que se debe reflejar en lo físico con el acto de arrodillarnos.
Muestra a todo el mundo espiritual que estamos en la actitud mental
y espiritual correcta delante de nuestro Elohím.
Los grandes hombres de Elohím,
como el rey Davíd,
el rey Shlómoh
y el profeta Daniel
se arrodillaban delante de ADONÁIpara orar y para hablarle
y así debemos hacer nosotros,
con la cabeza en el piso y las rodillas en tierra
(o sobre la cama).
Hemos visto personalmente a creyentes
que se han rehusado a arrodillarse,
y han llegado a gritarnos, lo que sólo nos demostró
lo importante y lo difícil que es,
espiritualmente hablando,
para ellos el hacerlo.
y ésta es la puerta hacia la recámara privada de Elohím
en Su Eijál/Palacio.
Si no hay humildad,
no se le permite la entrada a la recámara,
y sin entrar,
no puede haber intimidad alguna con El. se refleja en el trato con los demás.
Es difícil ser humilde con Elohím
y soberbio y orgulloso con la gente.
2. Averiguar qué es lo que El desea darnos como bendición
y pedirlo. (Por medio de la matanáh/regalo de profecía, o por preguntar en la Toráh.)
y pedirlo. (Por medio de la matanáh/regalo de profecía, o por preguntar en la Toráh.)
que son extremadamente eficientes
y hay técnicas de oración extremadamente inútiles e ineficientes.
lo que ADONÁI
nos ha dicho que pidamos,
ya que si Él lo ha dicho,
es porque lo va a dar.
La manera más ineficiente e inútil de orar
es pedir lo que se nos ocurre,
sin pensar siquiera si es algo que Elohím desea darnos
o no o está predestinado a que sea así o no.
En este último ejemplo,
tenemos los tipos de oraciones
de “Estas siempre están aprendiendo
y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad”
como dice 2ª Tim. 3:7.
Las oraciones de estas personas reflejan este
“nunca pueden llegar”:
están llenas de jével/”aire que sube de la podredumbre”,
pedidos mentales y carnales,
con muy poca o ninguna sintonía con la Voluntad de Elohím.
Este es el tipo de oración de los que oran lo mismo
por treinta o cuarenta años
y jamás obtienen respuesta,
porque “pedís mal, para vuestros deleites,”
como ya nos advirtió el Rébe Ieshúa que no oráramos.
3. Agradecer en amor y en relación de amistad
lo que nuestro Elohím desea darnos.
lo que nuestro Elohím desea darnos.
Una de las cosas más apreciadas para Elohím
es nuestro agradecimiento,
aún el que viene por adelantado.
Nuestra relación con ADONÁIa través de tener al Rébe
Ieshúa dentro nuestro
se debe reflejar en todo,
en amor/Ahaváh espiritual
y en relación de amistad con El.
Dentro de ese “aire/rúaj” espiritual,
el agradecer por adelantado “aceita” las relaciones
con Elohím.
4. Al recibir la brajáh, ACEPTARLA, en todos sus aspectos.
Una de las cosas más incomprendidas
en la relación con Elohím
es entender que TODO lo que recibimos
es una brajáh de Él.
Por lo tanto, debemos aprender a aceptarla,
con todo nuestro ser en tres dimensiones:
con nuestra mente, primeramente,
con nuestro rúaj y con nuestro cuerpo.
Esto no solo no se sabe,
sino que probablemente por esa razón,
no se hace.
Ni entendemos que hasta una cosa desagradable,
como una enfermedad
justo en el medio de un período intenso de trabajo
puede ser una brajáh de Elohím,
sino que tampoco entendemos
que debemos tener ACEPTACIÓN para todo
lo que El nos envía.
La aceptación no es nada fácil,
muchas veces. Un niño quiere una bicicleta
para su cumpleaños,
y los padres le regalan un pantalón,
que no es no lo que quería, pero sí lo que necesitaba.
Elohím hace igual:
nos da brajót que necesitábamos
para nuestro crecimiento,
no “juguetes” mentales o físicos,
que queríamos, pero no necesitábamos.
Muchas de las cosas que nos suceden
son brajót de Elohím
que no reconocemos y que por lo tanto,
no aceptamos.
La aceptación es fundamental
para nuestro continuo crecimiento,
ya que lo contrario de la aceptación,
obviamente, es el rechazo.
Al rechazar, no absorbemos lo que Elohím quería decirnos
a través de la brajáh y nos estancamos
—en esa área—
por lo menos.
Elohím es unmoréh/maestro infinito,
como infinito número de lecciones para nosotros.
Todo lo que nos sucede, aún lo desagradable y lo malo,
es una lección
para que la aprendamos.
Pero para aprender
tenemos que aceptar primero lo que nos toca.
El quejarnos, el llorar, el protestar,
sólo son reacciones de malos alumnos,
¡y los malos alumnos REPITEN EL AÑO!
5. Conquistar lo negativo de
la brajáh.
Esto es lo que ADONÁI le dijo a Moshéh:
“y tomes posesión de ella”.
Una brajáh puede y casi siempre tiene aspectos negativos
en ella, que debemos conquistar y vencer,
para transformar la brajáh en eso:
en una bendición.
Si no conquistamos aquellos aspectos negativos,
la brajáh se vuelve en una maldición.
Por ejemplo,
si Elohím nos envía un regalo de dinero en efectivo
a través de alguna deuda que hace años
que no nos la pagaban,
debemos entender que esa brajáh tiene aspectos negativos: el dinero puede volverse un hábito,
una codicia del corazón,
o podemos usarlo indebidamente,
para pecar,
aunque más no sea que para comprar un kilo de masitas dulces que NO necesitamos
para nuestro peso excedido.
El dinero tiene aspectos negativos
como el uso peligroso:
un auto nuevo da como tentación
el correr excesivamente con él,
poniendo en peligro nuestra vida.
“y tomes posesión de ella”.
Una brajáh puede y casi siempre tiene aspectos negativos
en ella, que debemos conquistar y vencer,
para transformar la brajáh en eso:
en una bendición.
Si no conquistamos aquellos aspectos negativos,
la brajáh se vuelve en una maldición.
Por ejemplo,
si Elohím nos envía un regalo de dinero en efectivo
a través de alguna deuda que hace años
que no nos la pagaban,
debemos entender que esa brajáh tiene aspectos negativos: el dinero puede volverse un hábito,
una codicia del corazón,
o podemos usarlo indebidamente,
para pecar,
aunque más no sea que para comprar un kilo de masitas dulces que NO necesitamos
para nuestro peso excedido.
El dinero tiene aspectos negativos
como el uso peligroso:
un auto nuevo da como tentación
el correr excesivamente con él,
poniendo en peligro nuestra vida.
6. Manejar la brajáh en
todos sus aspectos.
ADONÁI le dijo a Moshéh:
“y te establecerás en ella”.
Establecerse es dominar ese lugar o cosa
que constituye nuestra brajáh,
manejarla para nuestro provecho y manutención.
Para manejar algo debemos entenderlo primero.
Muchas brajót que vienen de Elohím se convierten en maldición
porque no supimos manejarla.
Esto es especialmente cierto en los que no son judíos de sangre.
Los judíos de sangre
sabemos cómo manejar cualquier bien económico,
con mucha mejor visión que los judíos por fe.
Esto viene por herencia y por cultura.
La cultura judía está basada en hacer las cosas
con “ídishe kóp”, con “mente judía”,
lo cual automáticamente significa saber cuándo se puede gastar (cuando se tiene de sobra),
y cuándo no gastar (cuando se está escaso).
La cultura judía en la familia
trae al judío por sangre un conocimiento casi instintivo
(por lo frecuente) del funcionamiento de muchas cosas en el mundo que el judío por fe no tiene,
porque no ha tenido esa cultura judía en su infancia.
Heredar una casa,
para dar un ejemplo de muchos,
para un judío de sangre,
es una brajáh que va a saber manejar;
no se puede decir lo mismo de un judío por fe,
ya que le falta el “ídishe kóp”, la mente judía
que le dirá cómo manejar la administración de esa casa
para que nunca traiga más que brajót económicas.
Todo esto sin mencionar que el pueblo judío por sangre
tiene una bendición/brajáh especial de parte de Elohím
en lo económico,
aparte de las bendiciones espirituales.
7. Compartir la brajáh con Elohím.
ESO es darle los bikurím a Él.
Muchos de nosotros, si no todos,
disfrutamos solos de las brajot que Elohím nos envía,
sin pensar que una de las maneras más satisfactorias
y beneficiosas que podemos hacer
con las brajót que recibimos es COMPARTIRLAS
con el que nos las envió, Elohím.
Así, no sólo agradecemos en alguna forma al Dador,
sino que efectuamos lo que la “bét”
(dualidad del mundo)
representa: la división, en una re-unión con Elohím,
elálef, (a), el Único.
Lo dual se transforma así en único,
el dos se une en Uno.
Los bikurím son la esencia de la cosecha,
que Elohím nos dice en Dvarím/”Dt.” 26:2
que debemos llevar para hacer Kidúsh ha Shém,
Santificar el Nombre Santo de ADONÁI.
¿Cuál es la esencia de la brajáh
que estamos disfrutando ahora de Su parte?
Debemos analizarlo y darle los bikurím a Él.
Esta es la UNICA manera en que la brajáh dada por Elohím vuelve a Él,
y se hace shalém/completa, perfecta,
ya que da una vuelta completa:
de Elohím a nosotros y de nosotros a El de vuelta,
a través de los bikurím,
para comenzar un nuevo ciclo de brajót/bendiciones.
Elohím hizo el Universo para divertirse con nosotros,
para pasarla en nuestra compañía.
Cuando le damos los bikurím,
estamos renovando el ciclo,
y propiciando que El nos siga bendiciendo con más y más brajót, para que vuelvan al Dador.
A través de los bikurím,
nos unimos a El en un ciclo repetible debrajáh,
aceptación, sujección,
dominio, bikurím y una nueva brajáh.
¡UN FELIZ SHABÁT!
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