16 febrero, 2012

PARASHÁH
 No. 18
 MISHPATÍM/JUICIOS

Lectura de la Toráh:
 Shemót/Nombres/Ex.” 21:1-24:18
   Haftaráh: Irmiáhu/”Jer.” 34:8-22:33-25:26

25 DEL MES UNDÉCIMO DEL 5772
18 DEL MES DE FEBRERO DEL 2012
Por 
Julio Dam
Rébe Mesiánico 

Shemót/”Ex.”23:20-22:"He aquí, que Yo envío a un ángel delante de ti para protegerte en el camino y para llevarte al lugar que tengo preparado. Cuídate de él, obedece su voz; no te rebeles contra él pues no perdonará tu transgresión, pues Mi Nombre está en él. Ya que, si obedeces su voz y haces todo lo que Yo te diga, Yo seré el enemigo de tus enemigos y oprimiré a tus opresores./



COMENTARIO DE LA PARASHÁH
“EL CAMINO DE SHALÓM
CON ELOHÍM”
He aquí unas instrucciones sencillas de parte de Elohím, 
para lograr una vida calmada y tranquila,
 donde Él está a nuestro favor y a nuestro lado, 
si sólo le haríamos caso.

(1) Yo envío a un ángel/mensajero delante de ti

    Elohím desea, anhela ayudarnos, 
¡si sólo le hiciéramos caso en todo lo que nos aconseja! 
Muchos de nosotros hemos sufrido tantos problemas, 
tantas decepciones, tantos tropiezos,
 que ya dudamos que Él esté a nuestro lado,
 dudamos que Él se preocupe de nosotros,
 que nada somos, y hasta, algunos,
 en ciertos momentos de sus vidas,
 dudan hasta de que en realidad Él exista,
 o por lo menos, que se preocupe de nosotros en particular,
 ya que no somos nadie importante (a nuestros ojos)
 o a los ojos del mundo.
    Una de las consecuencias 
de esta falta de sabiduría espiritual/jajmáh 
es el temor y la ansiedad.
 Vivimos (algunos, si no la mayoría) 
llenos de ansiedad y llenos de temor: 
temor por el futuro,
 temor por lo desconocido,
 por lo nuevo,
 por lo que nos espera,
 por una entrevista futura,
 por perder nuestro empleo,
 por el futuro de nuestro matrimonio,
 por el año que se inicia;
 no faltan motivos para el temor 
y para la ansiedad la mayoría de las veces sin una causa certera,
 pero sí faltan causas.

    Si examinamos a fondo esta ansiedad y este temor, 
veremos, con sorpresa,
 ¡que son una señal beneficiosa para nosotros! 
Nos explicaremos:
 todos nosotros tenemos planes,
 ambiciones, deseos y/o necesidades de todo tipo.
 Para alcanzarlas necesitamos 
equilibrar nuestras capacidades con nuestras metas
Para dar un ejemplo extremo, 
si soñamos con llegar a ser un actor en Hollywood,
 pero no hablamos una palabra de inglés 
ni tenemos talento alguno para la actuación,
 existe un enorme desequilibrio para comenzar, 
entre nuestra capacidad y/o preparación previa 
y nuestra meta concreta en este caso:
 Hollywood. 
Por lo tanto, cada vez que demos un paso, 
o siquiera pensemos en nuestra meta, 
vamos a llenarnos de ansiedad y de temor,
 porque en el fondo, 
sabemos que no estamos preparados 
ni siquiera en lo más mínimo, 
aunque tenemos ese sueño. 
Lo mismo sucede para el que quiere ser un campeón de natación,
 pero
—pequeño detalle-
no sabe nadar. 
La diferencia entre su capacidad y su meta es extrema. 
El resultado es el temor y la ansiedad 
cada vez que pensamos 
o que deseamos actuar al respecto
 o que nos metemos en la alberca para nadar.
 De modo que el temor y la ansiedad son una señal
 de que algo está fallando en nosotros 
y es algo beneficioso,
 ya que nos está avisando nuestra psiquis:
 ¡Cuidado! 
¡Te falta hacer tus “deberes”! 

¡No estás preparado!
         
 En cambio, cuando nos volvemos “hijos de Elohím” 
como dice Rom. 8:14,
 es porque consentimos en ser “dirigidos” por Él,
 algo muy raro y muy difícil de lograr, 
ya que significa dejar a un lado,
 desechar, en realidad, 
todos esos planes, deseos, motivaciones, 
ambiciones que teníamos
 y dejar que Elohím planee nuestra vida 
por y desde nosotros.
 Nosotros, que tenemos a Ieshúa dentro de nosotros, 
viviendo en nuestro rúaj,
 ya tenemos el “mensajero” (ángel)
 que necesitamos para llevar a cabo 
la Voluntad de nuestro Padre Celestial.
 Sólo tenemos que pedirle instrucciones
 y seguirlas al pie de la letra,

 sin desviarnos ni a derecha ni a izquierda.


 Cuando llegamos a entender


 que cuando Elohím ya tiene todo preparado
 y asegurado para nosotros,
 toda nuestra vida,
 todos nuestros días 
y nuestras noches, 
nuestros buenos momentos
 así como los malos 
están allí por un propósito,
 la ansiedad y el temor dan lugar a una transferencia de confianza:
 ya no confiamos en nosotros mismos,
 sino que sólo confiamos en Él,
 porque sabemos que
 “Yo enviaré un mensajero delante de ti.”
 “Delante de ti”,
 por supuesto,
 significa que él va adelante para mostrarnos el camino,
 dónde doblar, cuándo parar y cuándo seguir y dónde NO ir,
 algo muy importante,
 tan importante como el saber dónde SÍ ir.
         La segunda gran ventaja de seguir las instrucciones de Elohím 
es que Él se va a encargar
 de señalarnos bien detalladamente
 (si se lo pedimos
 las diferencias entre nuestras capacidades
 y las metas que Él tiene para nosotros
 y nos va a ayudar continuamente para superarlas, 
pese a los contratiempos, 
que vendrán, sin duda alguna.

Para seguir con nuestro segundo ejemplo anterior
 si Él desea que seamos nadadores, 
nosotros nos debemos encargar de tomar un curso de natación,
 pero Él se va a encargar de cuidarno
 y de darnos el mejor profesor disponible 
y de cuidar de que aprendamos exactamente
 lo que Él desea acerca de la natación,
 de acuerdo con Sus propósitos previos,
 por los cuales ya envió al “málaj”/mensajero,
 que en nuestro caso es Ieshúa,
 como decíamos.
 Lo que sí debemos destacar 
es que Él no nos va a transportar por el aire 
(a menos que sea absolutamente necesario) 
encima del agua,
 sino que es nuestra responsabilidad el aprender a nadar.
 Pero el saber que nada más y nada menos que Elohím,
 El Creador del Universo está a cargo de todo,
 nos quita el peso del desequilibrio
 entre nuestras capacidades y nuestras ambiciones,
 que, como decíamos,
 es lo que genera la ansiedad y el temor.

          Este “delante de ti”
 en hebreo es “lefanéija/Kynpl,”
 que literalmente significa
 “delante de tu cara.”
Lo que esta palabra aparentemente insignificante
 realmente significa
 es clave:
 que El nos va a mostrar paso a paso Su camino 
y las dificultades que vamos a encontrar,
nos va a avisar de cualquier peligro que pueda surgir
 (y surgirá) en nuestro caminar,
 especialmente porque estamos haciendo SU voluntad,
 y no la nuestra,
 algo que ha satán
 y su ejército no soporta ver.
 No sólo mostrar, sino que, para aquellos que tienen el aguante
 y la persistencia de seguir adelante
 pese a los problemas,
 nos va a explicar el porqué de esas dificultades y problemas
 y el porqué El los permite:
 para enseñarnos y para moldearnos
 a “Su sombra y semejanza,”
 al mismo tiempo que hacemos Su voluntad.

(2) y para llevarte al lugar
 que tengo preparado.

     Nosotros no lo sabemos,
 muchas veces, pero El tiene un lugar “preparado” 
para nosotros,
 como lo tuvo para Israel en sus inicios,
 cuando apenas era una nación en ciernes.
 Así, el tiene un “lugar” para darnos.
 Eso no quiere decir que todo va a salir bien en lo que hacemos
 ni donde El nos lleve. 
Sólo quiere decir que “Yo te protegeré”,
 lo cual debería ser suficiente para nosotros 
y para nuestros miedos.
         Como lo fue Knaán,
 el lugar que tiene para nosotros está lleno de enemigos,
 lleno de cosas que no pueden quedar así 
y que debemos luchar en contra hasta destruirlas,
 como hicieron los hijos de Israel en Knaán,
 que destruyeron todo lo que había a su paso,
 especialmente las estatuas idolátricas de los knaanítas.
         Lo mismo nos espera a nosotros:
 un Knaán hostil y lleno de cosas que no deben seguir en pie.
 Es nuestra tarea el identificarlas,
 con la ayuda de Ieshúa dentro nuestro 
y destruirlas con Su ayuda. 
Para eso se necesitan, tanto la sanidad del alma como la guerra espiritual
 y la liberación periódica,
 como lasmatanót/regalos/”dones” 
y fruto del Rúaj de que hablan tanto 1ª Cor. 12:8-10 
como Gál. 5:22.
 Sin estas armas espirituales no es posible
 hacer nada efectivo en nosotros, 
en nuestro interior, 
ni en nuestra alma ni en nuestro espíritu.
 Estos son los ladrillos que construirán un nuevo yo,
 un yo sumiso, 
humilde y sujeto a la Autoridad de Elohím en todo,
 en cada tema y asunto que se nos presente. 
Si nos apartamos de esta sumisión y obediencia, 
no veremos “el lugar que te tengo preparado” 
o demorará mucho más de lo que Elohím tenía planeado.
         Las matanót del Rúaj son las armas
 con que el Rúaj nos arma
 para defendernos y para atacar al enemigo,
 que, primero que nada,


 es nuestro yo,


 nuestro “hombre interior”
 como lo llamó el Rav Shául,
 quien no quiere ningún cambio, 
ni ninguna mejora,
 sino continuar reinando como hasta ahora.
         El fruto del Rúaj, en cambio, son mucho más difíciles de alcanzar,
 ya que no es un regalo de Elohím como son las matanót,
 sino que son, como dice el Pacto Renovado, 
un “fruto/prí” que toma tiempo y enorme esfuerzo para lograr,
 pero que debemos esforzarnos en tener: ahaváh/amor espiritual, sacrificial de Elohím; emunáh/confiada obediencia (“fe”) en Elohím 
y en Ieshúa y en que El sabe lo que es lo mejor para nosotros,
 aunque a nosotros no nos guste;
 ósher/gozo, no un gozo carnal,
 sino el fruto de un servicio y de una esclavitud a Elohím 
demostrada con obras para El;
shalóm/paz, algo que todos anhelamos, 
pero muy pocos conseguimos,
 un gozo y un shalóm que son espirituales 
y no dependen de las circunstancias diarias,
 sino de nuestra cercanía con Elohím 
y de servirlo y estar en oración continua, 
entre ellas la famosa oración en tzafót/idiomas,
 tan malentendida y tan mal usada muchas veces,
 que nos permite una oración continua, 
en cualquier circunstancia y lugar,
 pero no hecha con nuestra mente consciente,
 sino con nuestro rúaj,
 algo que los judíos mesiánicos necesitamos, 
pero, en gran parte, 
no tenemos por falta de enseñanza o por desinformación. 
Aguante,
 una cualidad que crece con lentitud 
y de acuerdo a nuestrajajmáh/sabiduría espiritual,
 ya que significa esperar y soportar,
 tanto el tiempo que pasa como las situaciones desagradables,
 hasta que llegue el momento de Elohím y no el nuestro. 
Sin aguante, no podemos lograr mucho 
y Elohím puede lograr menos con nosotros 
de lo que podría hacerlo
 si aprendiésemos a aguantar firme, 
ayudados por la guerra espiritual y la sanidad,
 “como buenos soldados de Ieshúa ha Mashíaj” 
en la frase del Rav Shául;
 amabilidad, no una amabilidad exterior,
 sino una buena disposición ante todos,
 especialmente ante los pobres y los necesitados 
(que no necesariamente son pobres), 
amabilidad y auto-control.
 Muchas veces y para algunas personas especialmente,
 la lengua es su peor enemiga. 
Decimos cosas que no debemos; 
insultamos y herimos a los demás 
por desquitarnos de cosas que nos hicieron hace años
 personas que ya no están con nosotros,
  dando un pobrísimo testimonio
 de que estamos con Elohím
 y que Ieshúa vive en nosotros.
      Así que, le deseamos a nuestros queridos lectores
 en todo Latinoamérica, EE.UU. y Europa, 
que Ieshúa los guíe hacia el lugar
 que Elohím tiene preparado para cada uno de ustedes.


¡UN FELIZ SHABÁT! 

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