08 marzo, 2012

PARASHÁH
 No.21:
 KI TISÁH/CUANDO TOMES
 Lectura de la Toráh:
 Shemót/Nombres/Ex.” 27:20-30:10
                                Haftaráh: Hezekíah 43:10-27

9 DEL MES DÉCIMO DEL 5772
3 DEL MES DE MARZO DEL 2012
Por
 Julio Dam
Rébe Mesiánico

“¿ESTÁ USTED
 CONSTRUYENDO UN MISHKÁN 
O UN BECERRO DE ORO?”

        En esta parasháh,
 se da el caso de la construcción del becerro de oro
 por parte del Pueblo de Israel,
 en la ausencia de Moshéh,
 cuando recientemente éste estaba recibiendo instrucciones 
para construir el Mishkán 
(Tabernáculo) para Elohím. 
 Ambos, el Mishkán y el becerro de oro, el ídolo,
 tienen un simbolismo extraordinario,
 que no debemos pasar por alto 
y de los cuales, al contrario, 
debemos meditar
 y sacar las conclusiones correctas.
      ¿Qué representa el Mishkán
Es nuestra búsqueda de Elohím.
 Es la construcción INTERIOR 
de un RECEPTÁCULO apropiado
 para—en nuestro caso—
Ieshúa que venga a vivir y a manejarnos desde adentro nuestro.
 Es un vaciarnos, 
como dijimos en nuestra parasháh pasada, 
cuando hablábamos de “bitúl”, 
de hacer desaparecer nuestro ego,
 nuestro yo, para dejar lugar para la presencia de Ieshúa 
y la dirección de Ieshúa a través del Rúaj ha Kódesh.
 Es la construcción de nuestra santidad/kedusháh interior 
y por ende, un refugio para nuestra libertad DE ha satán 
y EN Elohím.
 Esta libertad de ha satán nos liberta de todo lo anterior, 
de nuestra personalidad mundana, 
anterior, de nuestros valores y comportamiento errado 
y nos hace entrar, lentamente, en el mundo, en el receptáculo 
(que es el Mishkán mismo)
 que contiene todos los valores, 
conceptos, personalidad adecuadas—de acuerdo a Elohím,
 y no a nosotros ni al mundo.

      Entonces,
 ¿qué significado espiritual y mental tiene el becerro de oro? 

El becerro es exactamente lo contrario del Mishkán

mientras que aquél es un RECEPTÁCULO INTERIOR
 para preparar la Presencia INTERIOR e invisible de Elohím,

 el becerro es una PROYECCIÓN de nuestro yo al EXTERIOR,

 al mundo visible, en nuestro máximo esplendor, 
en forma de oro, 
el metal más precioso para el hombre del mundo:

es el yo exhibiéndose a sí mismo
 en su máxima potencia.

 El becerro es un grito: 
“¡NO NECESITAMOS A NINGÚN ELOHÍM!

 ¡YO SOY AHORA DIOS Y CONMIGO ESTÁN A SALVO!” 
El becerro es una exteriorización visual, 
controladora,
 de nuestro ego que quiere expandirse, 
controlarlo todo 
y hacer su propia voluntad, 

exactamente al revés del Mishkán,
 que es un receptáculo pasivo y auto-nulificado, 
para albergar a Elohím y hacer Su voluntad 
y no la nuestra.

         Esa es la esencia de los ídolos
son una exteriorización de los deseos de la gente religiosa 

y/o que usa la religión para sus propios fines, 

y que no desea someterse a la voluntad de Elohím,

 sino CONSEGUIR HACER SU voluntad
 y no la de nadie, 
menos que menos la de Elohím. 
Esto se consigue por medio del poder de los espíritus malignos
 que se esconden detrás de los ídolos,
 los “santos”
 y los “dioses”. 
Ninguno de nuestros lectores están 
(en su propia opinión), 
siguiendo a ídolos.
 Sin embargo, 

si NO están haciendo la Voluntad de Elohím
 sino la suya propia, 

están construyendo su propio becerro de oro, 

que es, como ya dijimos, 
la exteriorización de su propio ego,

 de su propia voluntad, 
como dice Rom. 8:14:
 “Porque son hijos de Elohím 
los que son liderados por Elohím”.

        En contraposición, 
esta es, la esencia del Mishkán:
 es la interiorización de la Voluntad de Elohím,
 concretizada en Ieshúa 

(“He venido a hacer la voluntad de Mi Padre”)
 y no la voluntad del hombre, 

de nuestro yo y por medio de Su Poder, 
ordenar el mundo de acuerdo a Su Plan 
y no al nuestro.

CÓMO CONSTRUIR EL MISHKÁN QUE ELOHÍM DESEA
  
         Como hemos visto,
 la vida del hombre es una lucha continua
 entre conseguir llegar a conocer y decir “Sí” al verdadero Elohím
 y decir “No”
 a los millones de “dioses” existentes; 
y en una segunda etapa, 
después de esto, construir lentamente el Mishkán interior,
 para que Ieshúa nos dirija desde allí 
hacia nuestro destino prefijado.
       Cuando nos damos cuenta 
que el Mishkán tenía tres habitaciones, 
así como el Templo del rey Shlómoh, 
allí comenzamos a vislumbrar la verdad: 


El Mishkáninterior es nuestra personalidad, 
hecha de “espíritu, alma/mente y cuerpo” 
como dice 1ª Ts. 5:23


Ahora bien, 
¿qué es la personalidad?
PERSONALIDAD: 
Podemos definirla de la siguiente manera:
 “Una matriz organizada en un estilo de vida,
 compuesto de ideas, ideologías, 
sistemas de valores costumbres culturales y sociales, 
idioma, vocabulario, religión, rituales (religiosos), 
moral, ética, valores espirituales 
(como la confianza/emunáh, laahaváh/amor espiritual,
 las matanót/regalos/”dones” espirituales de 1ª Cor. 12:8-10) incorporados o rechazados 
y distintos valores de verdad/
engaño en cada uno de estos factores,
 que se originan tanto en nuestra herencia 
como enlo que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida
 y que se transforman en pautas 
de (1) pensamiento,
 (2) habla 
y (3) conducta tanto externalizadascomo internalizadas 
(no vistas, ni de las cuales se habla, ni se desea hablar para nada, que es lo que Freud llamó
 “das unterbewussten”—“el inconsciente”).

 “Esta matriz está constantemente en un cambio continuo,
 en un proceso de movimiento y crecimiento,
 a medida que nuevas ideas, valores y costumbres
 (negativos o positivos) 
son descartados o incorporados a nuestra personalidad 
por el uso de nuestra voluntad
 o por la influencia de factores mentales, 
sociales o espirituales 
(ya sea de parte de Elohím o de ha satán).

“Esta personalidad tiene un destino prefijado por Elohím,
 al que nosotros podemos 
(1) acceder y ayudar a cumplir, o
 (2) rechazar y ayudar a que nos alejemos cada vez más 
de lo que Elohím tenía para nosotros destinado.”

La pregunta que naturalmente nos surge 
a continuación es: 
¿Cómo construir un Mishkán,
 una personalidad que sea la que Elohím desea para nosotros
 (no para nuestro vecino ni hermano mesiánico)? 


Alguien dijo:
 “Para crear hay que destruir primero”.

¿Qué es lo que debemos destruir? 


Si hemos prestado atención anteriormente,
 entenderemos que lo primero que hay que destruir 


en nosotros 


es todo vestigio del becerro de oro
 que haya en nuestra personalidad, 
como los judíos ortodoxos y nosotros, 
los judíos mesiánicos, 
hacemos en los días antes de Pésaj,
 haciendo que nuestros niños
 busquen pedazos de pan con levadura en la casa, 
símbolo en todo el Tanáj de pecado. 
No perdamos de vista que el becerro debajo del oro, 
está construido exactamente igual que nuestra personalidad: 
tiene todos sus elementos,
 sólo que no están al servicio de Elohím,
 sino de sí mismo.

Hemos definido a la personalidad como
 “un estilo de vida, compuesto de ideas, ideologías,
 sistemas de valores. 
¿Qué estilo de vida estamos llevando, 
frente al que Elohím desea? 


¿Somos judíos mesiánicos en shabát, 
y mundanos el resto de la semana?


 ¿Qué ideas tenemos sobre los distintos temas
 que se discuten a nuestro alrededor?

¿Qué tipo de ideología tiene, 
o propone el Tanáj? 
Este tiene ideas bien precisas
 y claras sobre casi todos los temas
 “modernos”. 
¿Le hacemos caso al Tanáj o a nuestra sociedad?

¿Qué idioma y qué vocabulario tiene el Tanáj 
 ¿Hacemos algo por aprender 
aunque sea algunas palabras 
de la “lashón ha kódesh/idioma santo” 
y de su vocabulario, 
o pretextamos que “da lo mismo”
 el saber algunas expresiones hebreas que el no saberlas?


 Si somos de los últimos,
 ¿cómo entendemos expresiones como 


“ojo bueno” y “ojo maligno”


 que aparecen en Matitiáhu/Mateo 
y muchas otras expresiones hebreas 
que sólo en ese idioma tienen sentido? 


Si yo le digo: “lo espero ‘a la hora tercera’”, 
¿qué hora me estoy refiriendo? 
(¡¿Cómo puede usted saberlo si no se empapa de la cultura judía original de todo el Tanáj!?)
Si no entendemos la Naturaleza interna de Elohím,
 el hecho que está hecho de Tres Dimensiones


 (Mente=ADONÁI; Aliento, Espíritu=Rúaj; Cuerpo=Ieshúa), 


¿cómo va a entender que es imprescindible 
el creer que Ieshúa 
sí fue nuestro “Imanu´El”=”Elohím con nosotros”
 y no un profeta cualquiera,
 como muchos judíos mesiánicos ya están creyendo?

En otras palabras, nuestro estilo de vida, 
nuestras ideas, valores, moral, ética,

deben ser examinadas continuamente
 por medio del Espíritu de revelación/Rúaj Guilúi
 (Ef. 1:17)

 para arribar a la Verdad de Elohím, 
no a su verdad ni a la mía 
e ir construyendo el Mishkán 
que Elohím desea para usted y para mí, 

no el que nosotros queremos para nosotros, 

que, a la verdad, 
es sólo otro becerro de oro.

¡UN FELIZ SHABÁT! 

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